En la fisionomía de los animales reconocemos al ser humano.
El rey de los dioses griegos comparte rasgos con el rey de los animales
El político con el rinoceronte.
¿Seguro que descendemos únicamente del mono?
Nota: Todas las ilustraciones están sacadas del capítulo “Animal Physiognomy” del fantástico estudio de Jurgis Baltrusaitis “Aberrations. An Essay on the Legend of Forms” (MIT Press. 1989) que rastrea desde textos de la antigüedad hasta la prensa del momento la evolución de esta identificación entre humanos y animales. Sobre la titánica tarea de Le Brun de codificar gráficamente las pasiones humanas y su decisiva influencia en el nacimiento de la pintura moderna hay un estupendo ensayo de Félix de Azúa (“La pasión domesticada”, Abada Editores. 2007).
Nota 2: Tuve que reprimirme para no recurrir al efectista título «¿Es Sartre un besugo?»