Categoría: discos

Lee Perry (1936-2021)

Pensaba que el reggae sonaba todo igual. Que era música monótona y aburrida sólo apta para fumetas empedernidos y buenistas cumbayás. Que empezaba y terminaba con Marley. Hasta que conocí a «Scratch».

En 1995 fui de Erasmus a Paris y la gente con la que me junté eran fanáticos del género y uno de ellos, Manu, me prestó una cinta “Chicken Scratch” que me cambió la vida. Era reggae, ciertamente, pero de un tipo que nunca había escuchado. Canciones cortas y relativamente rápidas con coros y estribillos inolvidables que me recordaban el rhythm and blues de los 50 que tanto me gustaba. La cinta estaba a nombre de un tal Lee “Scratch” Perry (del que hasta entonces sólo conocía su trabajo como productor en el inmortal single «Complete Control» de mis adorados Clash) y, tras gastarla de tanto escucharla, pasé a buscar más de lo mismo.

Lo siguiente fueron los recopilatorios “Some of the Best” (que se abría con la inmortal “People Funny Boy”) y “The Upsetter Collection” (en el que ya aparecían locuras como “Bucky Skank” y ejemplos de sus míticas producciones de los 70 como “Words of My Mouth”). 

Ya de regreso en Barcelona fui haciéndome con una modesta colección de algunas de sus obras maestras en las fantásticas cajas que le dedicó Trojan a las legendarias producciones de su estudio Black Ark (“Open The Gate”, “Build the Ark”), “Arkology”) y algunos lps de sus experimentos dub («Blackboard Jungle«, «Super Ape«).

En algún momento del proceso compré la maravillosa guía “Rough Guide to Reggae” y tuve por fin la visión global que me permitió entender las diferentes fases de su trabajo (y que la banda que me había encandilado en “Chicken Scratch” eran los mismísimos Skatalites acompañando a Perry y las I-Threes). Eso inevitablemente me llevó a otros discos en los que había participado como productor (“Heart of the Congos”, “War Ina Babylon”, “Police and Thieves”….) y a reconciliarme con Marley y los Wailers a quienes produjo sus mejores sesiones.

Aún el año pasado me sorprendió -con más de 80 años- con el excelente “Rainford”, a la altura de sus mejores trabajos. Entre obras propias y producciones debo tener alrededor de una veintena y no tendría problema en hacerme con algunos más. Es uno de esos pocos artistas -como Armstrong, Ellington o Dylan- de los que es difícil tener demasiados discos.

Sólo lo ví una vez -de lejos- en la Rambla del Raval en unas fiestas de la Mercé de 2003, aunque había tanta gente que apenas se podía disfrutar del concierto. Ahora me arrepiento de haber dejado escapar la oportunidad de verlo en una sala pequeña aquí en México hace un par de años.

Descanse en paz el genio loco de la música jamaicana.

A Good ‘Un

Otis-Rush-dead-aged-84

A los 19 años, el rock and roll monopolizaba mi atención y dedicaba una cantidad inconfesable de tiempo (y dinero) a perseguir oscuros discos y libros con los que aplacar mi obsesión. Uno de los libros que más me marcaron fue “Psychotic Reactions and Carburator Dung” -la clásica colección de escritos de Lester Bangs- que, además de reafirmarme en el culto de Iggy, Lou y Beefheart, ofrecía pistas que ampliaron para siempre mis limitados horizontes sonoros. Su escrito sobre “The Black Saint and the Sinner Lady” de Mingus- me introdujo en el apasionante mundo del jazz (al que ahora dedico más tiempo que a mi pasión original) y  su reseña de las grabaciones del recientemente fallecido Otis Rush para Cobra resucitó para siempre mi interés por el blues.

En vinilo, como parte de la caja “The Cobra Records Story” o en el ipod, siempre he mantenido esta colección de canciones cerca de mis orejas (y de mi corazón).

Descanse en paz.

 

La lista

The Wire 175

 

Hay listas y listas. Y luego está “la lista”.

Las buenas listas de “los mejores discos de…” suelen esconder algunas joyas desconocidas entre decenas de sospechosos habituales. En la lista “100 discos que incendiaron el mundo…mientras nadie escuchaba” elaborada hace ya 20 años por los redactores de la revista “The Wire”  cuesta encontrar nombres familiares entre lo que parece una retahíla inventada para quedarse con el personal.

Pero si está harto de escuchar siempre lo mismo y le apetece ampliar horizontes, en ella encontrará bandas sonoras pioneras de la ciencia ficción, música para pianola, proto techno, poetas beat y grunge, free jazz, un disco para rayar, pioneros minimalistas, folk alucinado, al abuelo de la Velvet, dub revolucionario, raperos avant-la-lettre, easy listening sui generis, terrorismo sonoro, pócimas alucinógenas, el sonido de las townships antes de Graceland, blues primigenio, una olvidada pupila de Shostakovich, kraut rock desfasado, rai de primera generación, y hasta un centenar largo de grabaciones que lo descolocarán, lo rayarán, lo desquiciarán, lo enervarán, lo elevarán y ampliaran para siempre los límites de lo que entiende como música. Ésta es la lista:

100 Records That Set The World On Fire (while no one was listening):

  • Charles Ives – Symphony No. 4 (1910-16) (Grammophon) 88
  • Blind Willie Johnson – «Dark Was The Night, Cold Was The Ground» (Columbia) 29
  • Bob Graettinger – City Of Glass/This Modern World (Capitol) 53
  • Louis & Bebe Barron – Forbidden Planet OST (Small Planet) 56
  • Esquivel And His Orchestra – Other Worlds Other Sounds (RCA) 58
  • The Blue Men – I Hear A New World (RGM White Label/RPM) 60
  • Joe Harriott – Abstract (Columbia/Capitol) 61
  • Son House – The Original Delta Blues (Columbua/Legacy) 64
  • William S. Burroughs – Call Me Burroughs (ESP) 65
  • Steve Reich – Early Works: Come Out/It’s Gonna Rain (Elektra) 65
  • Albert Ayler – In Greenwich Village (Impulse!) 67
  • Bill Dixon Orchestra – Intents And Purposes (RCA) 67
  • Gottfried Michael Koenig – Terminus II/Funktion Grun (Deutsche Grammophon) 67
  • Sun Ra – Strange Strings (Saturn) 67
  • Blue Cheer – Vincebus Eruptum (Philips) 68
  • Dr. John the Night Tripper – Gris-Gris (Atco) 68
  • Pearls Before Swine – Balaklava (ESP) 68
  • Spontaneious Music Ensemble – Karyobin (Chronoscope) 68
  • The United States Of America (CBS) 68
  • El Camaron De La Isla & Paco De Lucia – Al Verte Las Floras Lloran (Philips) 69
  • Ram John Holder – Black London Blues (Beacon) 69
  • Phil Ochs – Rehearsals For Retirement (A&M) 69
  • Buffy Sainte-Marie – Illuminations (Vanguard) 69
  • Sonny Sharrock – Black Woman (Vortex) 69
  • Silver Apples – Contact (Kapp Records) 69
  • Alexander ‘Skip’ Spence – Oar (Columbia) 69
  • Kevin Ayers & The Whole World – Shooting At The Moon (Harvest) 70
  • Comus – First Utterance (BGO) 70
  • Michael Gibbs (Deram) 70
  • Alvin Lucier – I Am Sitting In A Room (Lovely Music) 70
  • Cluster – Cluster 71 (Philips/Sky) 71
  • The Last Poets (Douglas Music) 71
  • The Master Musicians Of Jajouka – Brian Jones Presents The Pipes Of Pan At Jajouka (Rolling Stones) 71
  • John Cale – Paris 1919 (Reprise) 72
  • Alice Coltrane – Universal Consciousness (Impulse!) 72
  • Miles Davis – On The Corner (Columbia) 72
  • Hugh Hopper – 1984 (CBS/Cuneiform) 72
  • Modern Lovers – The Original Modern Lovers (Mohawk) 72
  • Annette Peacock – I’m The One (RCA) 72
  • Pierre Akendengue – Nandipo (Saravah) 73
  • Faust – The Faust Tapes (Virgin) 73
  • Herbie Hancock – Sextant (Columbia) 73
  • Larry Young – Lawrence Of Newark (Perception) 73
  • Betty Davis – They Say I’m Different (Vinyl Experience) 74
  • Lewis Furey (A&M) 75
  • Pere Ubu – «30 Seconds Over Tokyo» (Hearthan) 75
  • Lee Perry – Revolution Dub (Cactus) 75
  • Lou Reed – Metal Machine Music (RCA) 75
  • The Electric Eels – «Cyclotraon/Agitated» 7″ (Rough Trade) 77
  • Captain Beefheart & The Magic Band – Bat Chain Puller (Unreleased) 76
  • Henry Cow – Concerts (Recommended) 76
  • The Residents – Satisfaction (Ralph) 76
  • Johnny ‘Guitar’ Watson – Ain’t That A Bitch (DJM) 76
  • Ornette Coleman – Dancing In Your Head (A&M) 77
  • Glenn Gould – The Solitude Trilogy (Canadian Broadcasting Corporation) 67-77
  • Al Green – The Belle Album (Motown) 77
  • Ron ‘Pate’s Debonairs featuring Rev Fred Lane – Raudeluna’s ‘Pataphysical Revue (Say Day Bew) 77
  • Iggy Pop & James Williamson – Kill City (Bomp) 77
  • Tim Souster – Swit Drimz (Transatlantic) 77
  • The Human League – Being Boiled (Fast Product) 78
  • The Walker Brothers – Nite Flights (GTO Records) 78
  • Chrome – Half Machine Lip Moves (Siren/Beggars Banquet) 79
  • Lol Coxhill – Digswell Duets (Random Radar) 79
  • Robert Fripp – Exposure (EG/Polydor) 79
  • Nurse With Wound – Chance Meeting On A Dissecting Table Of A Sewing Machine And An Umbrella (United Dairies) 79
  • Family Fodder – Monkey Banana Kitchen (Fresh) 80
  • Fire Engines – Get Up And Use Me (Pop: Aural) 80
  • La Nimba De N’Zerekore – Gon Bia Bia (Syliphone) 80
  • Nancy Sesay & The Melodaires – C’est Fab 7″ (It’s War Boys) 80
  • Monoton – Monotonprodukt 07 (Monotonprodukt) 81
  • Derek Bailey – Aida (Incus/Dexter’s Cigar) 82
  • Bad Brains (ROIR) 82
  • Kip Hanrahan – Desire Develops An Edge (American Clave) 83
  • Youssou N’Dour – Djamil (Senegalese Cassette) 83
  • Mark Stewart & The Maffia – Learning To Cope With Cowardice (On-U Sound) 83
  • Jonathan Harvey – Bhakti (NMC) 84
  • The Homosexuals (Recommended) 84
  • Chaba Fadella & Cheb Sahraoui – N’Sel Fik (Factory/Mango) 85
  • Christian Marclay – Record Without A Cover (Recycled) 85
  • Arthur Russell – World of Echo (Upside/Rough Trade) 86
  • Fingers Inc – Another Side (Trax) 88
  • Conlon Nancarrow – Studies For Player Piano (Wergo) 88
  • Dead C – Trapdoor Fucking Exit (Siltbreeze) 90
  • Royal Trux – Twin Infinitives (Drag City) 90
  • Fushitsusha – DBL Live (PSF) 91
  • Public Enemy – Apocalypse 91 … The Enemy Strikes Black (Def Jam) 91
  • Galina Ustvolskaya – No. 1 (Hat Art) 91
  • Steven Jesse Bernstein – Prison (Sub Pop) 92
  • Bally Sagoo – Wham Bam 2: The Second Massacre (Oriental Star Agencies) 92
  • Luke Skywalker – «I Wanna Rock» 12″ (Luke Records) 92
  • Bernhard Gunter – Un Peu De Neige Salie (Selektion/Table of the Elements) 93
  • Ken Ishii – Garden On The Palm (R&S) 93
  • Jean C Roche – A Nocturne Of Nightingales (Sittele) 93
  • Jeff Mills – X-103 Atlantis (Axis/Tresor) 93
  • Paul Dolden – L’Ivresse De La Vitesse (Empreintes Digitales) 94
  • 4 Hero – Parallele Universe (Reinforced) 94
  • Joey Beltram – Places (Tresor) 95
  • Oval – 94 Diskont (Mille Plateaux) 95
  • Tony Conrad – Four Violins (Table Of The Elements) 97
  • Cathy Lane – Nesting Stones (Unknown Public) 98

Buena parte de las propuestas no son aptas para corazones sensibles pero seguro que algunos lectores del blog le pueden sacar provecho a las recomendaciones. De nada.

Notas:

  • A los que les intrigue esta lista y, una vez leídas las reseñas originales de “The Wire”, deseen profundizar en su contenido les recomiendo visitar el blog de Lisa Thatcher en el que los analiza uno a uno cronológicamente.
  • La mayoría de los discos son casi imposibles de conseguir en formato físico pero se pueden encontrar rebuscando un poco por la blogofera.
  • Para los insaciables, estos son los 30 finalistas que no pasaron el corte:
    • King Sunny Ade – Ju-Ju Music (Island 1982)
    • Arcane Device – Engine Of Myth
    • The Art Ensemble Of Chicago – Fanfare For The Warriors (Atlantic 1974)
    • Baby Ford – Ford Trax (Rhythm King 1988)
    • Ray Charles – The Spirit Of Christmas (CBS 1985)
    • Vinicius Cantuaria – Sol Na Cara (Gramavision 1997)
    • Charles Brown – Superstar Days Of Our Drive/Sweet Piece Of Ass (Win 1995)
    • Lowell Davidson – Lowell Davidson Trio (ESP Disk 1965)
    • Dead Can Dance – The Serpent’s Egg (4AD CD 1988)
    • Eric Dolphy – Out To Lunch (Blue Note 1964)
    • Bob Dylan – Live At The Manchester Free Trade Hall (Bootleg/Columbia 1966)
    • The 49 Americans – We Know Nonsense (Quartz LP 1982)
    • Jimmy Giuffre – Free Fall (Columbia 1962)
    • Golden Gate Jubilee Quartet – Golden Gate Gospel Train (Bluebird 1937)
    • Hot Gossip – The Hollywood Jungle (DinDisc unreleased 1981)
    • Howlin Wolf – The Howlin’ Wolf Album  (Chess/Cadet 1968)
    • Lee Konitz – Motion (Verve 1961)
    • Labradford – A Stable Reference (Kranky/Flying Nun 1995)
    • Last Exit – Last Exit (Enemy 1986)
    • JB Lenoir – Alabama Blues (Bellaphon CD 1965)
    • Derrick May – Debut LP (Transmat unreleased)
    • Rachel’s Music – For Egon Schiele (Quarterstick CD 1996)
    • The Soul Stirrers (featuring Sam Cooke) – Jesus Gave Me Water (1951)
    • The Staple Singers – Uncloudy Day (Vee Jay Records 1959)
    • Cecil Taylor – Looking Ahead! (Original Jazz Classics 1958)
    • Willie Mae Thornton – Hound Dog (Vogue 1953)
    • Lennie Tristano – «I Can’t Get Started With You» (Keystone 1946,)
    • Various Artists – Ice Cream And Suckers (Mercury 1963)
    • David S Ware – Third Ear Recitation (DIW 1993)
    • Marva Whitney – It’s My Thing (King 1969)

 

Aquí pueden descargar las reseñas:

Mardi Gras

Nueva Orleans es una de las ciudades más musicales del planeta y entre sus tradiciones menos conocidas (especialmente antes de que la retratasen en «Treme») está la de esos negros que se disfrazan de indios con espectaculares trajes que elaboran durante todo el año para desfilar durante el Mardi Gras. En este caso los «indios» que acompaña al Gran Jefe Jolly Brandy son nada menos que los futuros Meters/Neville Brothers (Cyril, Charles, Art y Aaron) y la música resultante se encuentra entre las más irresistibles, positivas y vibrantes que conozco. No se trata tanto de canciones como de temas, llamadas y respuestas; coros que aparecen y desaparecen conformando un continuo mágico que le levanta el ánimo al más mustio.

Aprovecho que hoy es Mardi Gras en Nueva Orleans para compartir uno de los discos de mi vida.

A Closer Walk with Thee

Las mejores versiones son las que te hacen redescubrir una canción. Algo casi imposible cuando antes que tú la han tocado las más grandes de la figuras de la música popular, desde el country (Patsy Cline, Loretta Lynn, Willie Nelson…), hasta el gospel (Mahalia Jacskon, Sister Rosetta Tharpe), pasando por el jazz (Louis Armstrong y Grant Green), el blues (Robert Wilkins), el soul (Gladys Knight, Allen Toussaint) y hasta Elvis en la mili o Dylan y Cash en sus sesiones de Nashville.

Pero eso es justo lo que hace Corey Harris con el clásico gospel “Just a closer walk with thee” convirtiéndola en un irresistible reggae que me ha hecho pasar la tarde revisando otras versiones para regresar una y otra vez a su genial reinvención del sobado tema.

Nota 1:

Descubrí su excelente disco “Greens from the garden” (1999) -en el que sale esta canción- gracias a la «Penguin Guide to Blues Recordings«, que le daba su máxima calificación. Por mi experiencia en el tema (tengo varias decenas), las mejores guías de discos están elaboradas por sólo una o dos personas que transmiten un gusto propio y, además de los clásicos indiscutibles, reivindican discos por los que tienen debilidad (en lugar de decirte -como las elabradas por un comité- que los mejores discos los hicieron Los Beatles, Los Rolling o Bob Dylan, lo cual puede ser cierto pero de escasa utilidad). Ésta, sin ser de mis favoritas, me ha permitido descubrir algunas joyas de las que nunca había oído hablar.

Nota 2:

Hay literalmente centenares de versiones, pero todas las que he resaltado con enlaces merecen la pena (bueno, las de Elvis y Cash/Dylan son más bien curiosidades). Existe al menos otra versión reggae de Roland Alphonso para Blue Beat pero, en mi opinión, no le llega a la suela de los zapatos.

 

¿Dónde estabas?

En el medio y medio de una de las obras maestras del inclasificable Tom Zé (“Todos os olhos” de 1973) sorprende escuchar esta alegre canción rememorando lo duro que era estar solito sin nadie que lo quisiera y preguntándose dónde estaba entonces su amor (Cadé voçé?). Siempre me había encantado la canción –que contrasta con su música más experimental- y al pinchar ayer un recopilatorio de Jackson do Pandeiro, aluciné al escuchar su “Tum Tum Tum” y comprobar una vez más los fuertes lazos entre la vanguardia y la tradición popular.

Nota 1: Letra de la versión de Tom Zé

Ô cadê, cadê você?
Quando eu era sem ninguém
e não tinha amor nenhum,
o meu coração batia, ô maninha,
tum, tum, tum.
Todo mundo arranja um bem:
eu ficando sem ninguém
e o meu coração batendo, ô maninha,
tum, tum, tum.
Você diz que faca corta,
mas navalha corta mais,
e a navalha que mais corta
é a língua dos rapaz.
Tum, tum, tum, tindolelê.
tum, tum, tum, tindolalá.
As moças da minha terra
nunca ficam sem casar,
(porque se passar dos trinta ela tem
Santo Antonio pra ajudar).

Nota 2:

«Todos os olhos«, además de por su excelente música, es un disco famoso por su portada. Durante años circuló el rumor de que se trataba de un primer plano de una canica insertada en un ano que consiguió burlar la censura de la dictadura militar.

 

Media hora mágica

Gracias al fantástico libro «1000 recordings to hear before you die» de Tom Moon estoy descubriendo algunos discos maravillosos de los que nunca había oído hablar.

Lo que en principio -viendo la portada y contraportada- parece uno de esos aburridos discos de folk de los 60 compuestos por versiones de material tradicional, resulta ser una obra de una belleza sobrenatural que, aunque pueda recordar por momentos a Billie Holiday, al Chet Baker de «Let’s Get Lost» o el «Pink Moon» de Nick Drake, es sorprendentemente original.  En la voz de esta mujer mitad irlandesa- mitad cherokee las canciones trascienden sus orígenes blues y folk para convertirse en un lamento cautivador a la vez plácido y cargado de sentimiento.

La extraordinaria música del debut de Karen Dalton «It’s hard to know who’s going to love you the best» (1969) ha llegado a mi vida para quedarse. Media hora de música mágica.

 

Pies Negros

knaan

Al leer anoche en el monumental «The City in History» de Lewis Mumford cómo la importancia de los mercados medievales dio lugar a unos tribunales especiales para resolver los conflictos comerciales que, en el caso de Inglaterra, se llamaban «Court of Pie Powder» y que, evidentemente, no se ocupaban del polvo de pastel  sino de los problemas de los vendedores ambulantes que los Normandos conocían como «Pieds Poudreux» (pies polvorientos)- cuyo nombre los ingleses anglificaron sin molestarse en mantener su significado-; no pude evitar recordar a los primeros «pies negros» que conocí – aquellos maleducados punkis de nuestra adolescencia que sin levantar el trasero de la acera te pedían invariablemente «un pitillo…y otro p’al colega»- y, sobre todo, de  K’naan , el «filósofo de pies sucios» somalí.

La diana aulladora

screaming target

Nunca había pensado que un dj pudiese ser un verdadero artista hasta que conocí «Screaming Target» hace ya 20 años. Big Youth pincha sencillos de Leroy Smart, Gregory Isaacs o Dennis Brown, y los manipula para que sólo suenen gloriosos estribillos sueltos, intercalados con ritmos implacables sobre los que recita sus incompresibles meditaciones sobre Jah o Harry el Sucio. El contraste entre la belleza del fondo y los graznidos de Manley Augustus Buchanan da lugar a algo mucho mayor que la suma de las partes.

En la edición que yo tengo, además, la música suena por un canal y la voz por el otro, con lo que se puede presenciar el milagro cambiando el balance de uno a otro altavoz. Si escuchas sólo a Big Youth, parece un drogata o borracho desafinado. Si escuchas sólo la música, los ritmos son magníficos pero les falta algo.  Juntos, la música resultante es una de las más maravillosas que ha producido la más musical de las islas (con permiso de Cuba).

Hace algunos años se reeditó el disco con las canciones que Buchanan había saqueado como extra. Hermosas como son, sigo prefiriendo las versiones de Big Youth. ¿Por qué será que tantas veces las obras de arte nos hablan más directamente cuando crean nuevas bellezas a partir de aristas, deformaciones y disonancias que cuando aspiran inocentemente a hacer algo bello?

 

Nota: Para los que tengan curiosidad por este género, hace ya bastante tiempo recopilé mis favoritos en una playlist.

Marginal (y ubicuo)

 

Easyhome

Los caminos del pop son inescrutables y, así, ese movimiento artístico minoritario propio de niños, locos y gente extravagante que a veces llaman «outsider art«, «art brut» o «arte marginal«, llegó a millones de hogares a través de las portadas de dos discos clásicos de los ochenta – «Reckoning» de REM y «Little Creatures» de Talking Heads- ambos ilustrados por Howard Finster.

El reverendo Finster -al que el fantasma de su hermana le comunicó su vocación a la temprana edad de 3 años- dedicó su vida a celebrar la gloria divina a través de la palabra, el dibujo, la pintura, la escultura y hasta la arquitectura y el paisajismo en sus célebres «Paradise Gardens» (que, por cierto, aparecen en el vídeo de «Radio Free Europe» de REM).

Porque aunque su arte encandilase a críticos, galeristas y luminarias pop; a veces tratase temas tan aparentemente terrenales como Elvis o la botella de Coca Cola; y el buen hombre llegase a realizar más de diez mil obras (doblando el encargo que le había hecho Dios en una visión), siempre tuvo claro que su objetivo principal era difundir la palabra, como demuestra su reflexión sobre su trabajo para los Talking Heads:

«Creo que hay 26 versículos religiosos en la portada que les hice. Vendieron un millón de discos en los primeros dos meses y medio desde su publicación así que propagué 26 millones de versículos en dos meses y medio»

Nota:

Me enteré de la existencia del reverendo Finster y de su relación con la música popular gracias a la curiosa «Guía de arquitectura insólita» de Natalia Taub.

 

 

 

El corazón de un perro

heart of a dog

Tras un par de escuchas apresuradas en las que me pareció que había demasiado budismo y poca chicha musical, había relegado «Heart of a dog» (2015) -el último disco de Laurie Anderson- a los más oscuros rincones de mi ipod. Afortunadamente, tuve hace unos días el impulso de darle otra oportunidad  y, desde entonces, es la banda sonora de mis desplazamientos diarios al trabajo y la magia de sus palabras me absorbe hasta el punto de convertir el libro que antes amenizaba el viaje en un peso muerto bajo el sobaco.

Aunque es la banda sonora de una película que no he tenido ocasión de ver, las historias entrelazadas tienen tanta fuerza que no necesitan más que la maravillosa dicción de Anderson para llegar al oyente (su inglés cristalino me ha parecido uno de los más hermosos que he escuchado desde que me cautivó con el inmortal «Big Science»). Hasta la música es poco más que una amalgama de sutiles efectos sonoros que ilustran los relatos pero muy rara vez se acercan a la estructura de una canción.

Cuatro muertes entreveran los recuerdos y pensamientos de la artista: la de su madre -a la que admiraba pero no quería-, la de su adorada terrier  Lolabelle -a la que enseñó a tocar música, esculpir y pintar cuando se quedó ciega-, la de su gran amigo Gordon Matta Clark – del que, de pasada, explica el desconocido origen biográfico de sus famosas casas cortadas– y, aunque no se lo mencione más que con algún ocasional «nosotros», la de su querido esposo Lou Reed, que contribuye póstumamente una hermosa canción («Turning time around«) que pasaba desapercibida en «Ecstasy» pero parece expresamente compuesta para cerrar este hermoso ciclo de historias y reflexiones alrededor del amor y la pérdida.

Sobre este fondo triste pero afrontado con entereza, naturalidad y una absoluta falta de pretensiones, aparecen anécdotas sólo aparentemente triviales, momentos reveladores de la vida de la artista -ese accidente que casi la deja paralítica en su infancia, el episodio del hundimiento en un lago helado del carro en el que llevaba a sus dos hermanos gemelos-, citas literarias (Foster Wallace y su «toda historia de amor es una historia de fantasmas«), filosóficas (Kirkegaard y su «la vida sólo se entiende hacia atrás , pero sólo se puede vivir hacia adelante«) y aquellas enseñanzas de su maestro budista que inicialmente me habían echado para atrás pero que ahora considero una parte importante de la obra.

Más que un gran disco, una meditación profunda y vitalista sobre el amor y la muerte. Estoy deseando ver la película.

Queridísima

 

Mientras escuchaba distraídamente el disco «Memorial» de Don Drummond, la delicada canción «Dearest» contrastó tanto con el fondo de vigorosos instrumentales ska con los Skatalites que lo hicieron célebre que tuve que levantarme para volver a pincharla (una y) otra vez hasta averiguar qué diablos era eso que me resultaba tan familiar pero que tenía la certeza de nunca haber escuchado antes.

Resultó que la familiaridad se debía, por un lado, a que se trataba de una composición de Bo Diddley -con cierto aire de familia con la irresistible «Crackin’ Up«- y, por otro, a que era una versión de Mickey and Sylvia -que evoca irremediablemente su inmortal «Love is Strange» (por cierto, también compuesta por Diddley)-. Pero esas voces, ese trombón y esa evocadora guitarra -por no hablar de esa dulce manera de tocar R&B yanqui propia de la música jamaicana anterior al reggae- conseguían ese característico milagro pop mediante el cual una tópica letra de amor y una tonadilla aparentemente inocua consiguen evocar un lugar o un estado de ánimo fuera del tiempo en el que, por un momento, desearías vivir para siempre.

De Dotty y Bonny apenas nada se sabe. Grabaron éste y algún otro tema para Duke Reid y se esfumaron para siempre.

Notas:

– Aunque se suele considerar a Mickey and Sylvia «one-hit-wonders», Mickey Baker es reverenciado en según que círculos como uno de los grandes guitarristas de la música popular, participó como músico de sesión en muchísimos clásicos R&B, y es autor del curso de referencia   «Complete Course in Jazz Guitar» ; y Sylvia Robinson pasaría a la historia -entre muchas otras cosas- como creadora de una de las mejores canciones de la era disco («Shame Shame Shame«) y como fundadora de Sugarhill Records (y, por tanto, madre del hip-hop). Poca broma.

– Y su versión del tema es también preciosa:

– Hay también una excelente versión de Buddy Holly (de las «Apartment Tapes«):

La venganza de los Mekons

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Aproveché que estaba de rodríguez para ver anoche «The Revenge of the Mekons«, el documental de Joe Angio dedicado a celebrar los 40 años de vida de este genial colectivo musical.

Salidos de las escuelas de arte de Leeds, empezaron en 1977 como punks de primera hornada compartiendo escenarios (e instrumentos) con sus paisanos Gang of Four.Llamaron la atención de John Peel con sus primeros singles, ficharon por Virgin al poco tiempo de formarse, fueron cabeza de cartel en uno de los primeros bolos de U2 (que -según cuentan- ya entonces se tomaban rídiculamente en serio a sí mismos y hacían aspavientos de rock de estadio en el escenario),  adelantaron a los Clash por la izquierda (su «Never Been in a Riot» era una crítica al «White Riot» que en tantos lugares de Inglaterra se interpretaba -erróneamente- como un cántico a la supremacía blanca) y participaron activamente en las huelgas mineras del thatcherismo.

Hasta ahí -y resumida tan burdamente- una trayectoria relativamente normal. Pero en las 4 décadas transcurridas desde entonces -sin un sólo éxito y con ventas que muy rara vez superan los 4 dígitos- han grabado más de 20 discos y han entrado y salido del grupo decenas de músicos (incluido el olvidado fundador de los Rolling Stones y los Pretty Things, Dick Taylor;  o el genial baterista Stephen Goulding, que tocó en los primeros discos de Graham Parker & The Rumour -y en el «Watching the Detectives» de Costello) y durante todo ese tiempo fueron madurando sin perder su esencia ni desfallecer nunca ante la adversidad.

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Tras la primera etapa punk fueron despedidos sin miramientos por Virgin,  pasaron un par de años en barbecho y empezó «la maldición de los Mekons» (de la que se reirían años después en su álbum homónimo). Luego, descubrieron el folk inglés y, sobre todo, a su primo bastardo norteamericano, el country/honky-tonk (que reinventaron como eso que algunos llaman alt-country);  y empezaron una nueva etapa en la que grabaron discos colosales («Fear and Whiskey«, «The Edge of The World«), y hasta ficharon por una multinacional e intentaron -sin éxito- un asalto a las listas con el excelente «Rock and Roll» (llegaron a hacer un video-clip para «Memphis, Egypt»). Parecía que su suerte podía por fin cambiar.

Pero la banda nunca generó suficientes ingresos y todos sus miembros subsiten gracias a otros trabajos (algunos de ellos relacionados con el mundillo artístico, otros «haciendo cosas que podría hacer un robot«). Viven esparcidos por el globo -de Los Ángeles  a Siberia- pero de vez en cuando se reúnen para hacer un disco,  alguna performance (que puede ser «de postín» con su fan Vito Acconci en una galería, o «cutre-hasta-decir- basta» disfrazados de piratas acompañando a una ignota cantautora de shanties en lo que parece una función escolar); o se lanzan a una de esas giras de conciertos por diminutos clubes medio vacíos como el que tuve la suerte de ver en el 2008 en el sótano del Apollo de Barcelona (uno de los conciertos de mi vida, menos de 50 asistentes).

El documental los sigue por todo el mundo durante 2011, mientras trabajaban en el disco «Ancient & Modern»,  y por él van pasando antiguos miembros, fans (Jonathan Frazen,  Will Oldham), colegas (Hugo Burnham) y críticos (Greil Marcus, Luc Santé) que intentan explicar la magia de esta gente increíblemente «normal» pero capaz de hacer cosas tan extraordinarias.

Aunque sea difícil explicar qué los hace tan especiales,  el escritor Jonathan Frazen se acerca bastante en una de sus contribuciones al documental: «They teach you how to be gracious and amusing losers». Esta panda de canosos y borrachuzos izquierdistas consigue, efectivamente, convertir el fracaso, la desolación y la rabia por lo injusto que es el mundo en una alegre celebración de algunos de los mejores valores del ser humano -la amistad, la fiesta, el humor, la resistencia y la camaradería-.

Si pasan por su ciudad, no se los pierdan.

Sobredosis de tele

englands_dreaming

Llevo unos días escuchando el disco «England´s Dreaming» -recopilado por Jon Savage para ilustrar su homónima (e imprescindible) historia del punk- y, como suele suceder con este tipo de artefactos, entre los sospechosos habituales (Ramones, Buzzcocks, Wire, Stooges…) se cuelan algunas canciones interesantes difíciles de descubrir de otro modo.

Entre ellas está una insidiosa tonadilla que, de haber escuchado antes, habría usado para ilustrar el post de «La televisión es nutritiva» de hace unos días. Se llama «T.V. O.D.» («Sobredosis de tele«) y es la cara A del single que grabó Daniel Miller sólo en casa con su sintetizador -aunque se presentase como el grupo «The Normal«- y con el que fundó en 1978 el sello Mute, que tan decisivo resultaría en el desarrollo de la música industrial/post-punk.

La letra es tan minimalista como la música (“I don’t need a Tv screen/I just stick the aerial into my skin/let the signal run through my veins/T.v.o.d”) y se podría traducir así:

Sobredosis de tele

No necesito televisor

Me enchufo la antena 

Directa a la vena

Sobredosis de tele

 

Nota:La cara B del single era «Warm Leatherette» basada en la novela «Crash» de J.G. Ballard que obsesionaba a Miller y que fantaseaba con llevar algún día a la pantalla (su guión acabó resumido en esta letra). Llegó a ser bastante más famosa que la cara A y hasta Grace Jones la versionó (y utilizó para titular un disco).

 

Morrison según Marcus

marcus morrison

Greil Marcus tiene la molesta manía de buscar el universo en una gota de agua. En sus escritos siempre hay unos segundos de una canción en los que el tiempo se detiene, una nota de bajo que nos transporta a los tiempos anteriores al lenguaje, o una sílaba alargada un micro-segundo que abre una chimenea cosmo-telúrica que nos conecta con el cielo o el infierno. Los ejemplos son inventados pero creo que transmiten su tendencia a la hipérbole y a la libre -y muy subjetiva- asociación de ideas de todo tipo. (más…)