Greil Marcus tiene la molesta manía de buscar el universo en una gota de agua. En sus escritos siempre hay unos segundos de una canción en los que el tiempo se detiene, una nota de bajo que nos transporta a los tiempos anteriores al lenguaje, o una sílaba alargada un micro-segundo que abre una chimenea cosmo-telúrica que nos conecta con el cielo o el infierno. Los ejemplos son inventados pero creo que transmiten su tendencia a la hipérbole y a la libre -y muy subjetiva- asociación de ideas de todo tipo. (más…)
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Bo Diddley Beat
Bo Diddley, pese a ser uno de los gigantes de la música negra del siglo XX, fenomenal guitarrista y cantante, compositor de un cancionero a la altura del de Leiber y Stoller o el de Chuck Berry y principal responsable –junto a James Brown- de la recuperación del énfasis rítmico característico de la música negra en la música pop, suele ser recordado únicamente como el creador del ritmo “Bo Diddley”. Sus contribuciones son mucho mayores*, pero incluso esa única “invención” debería bastar para asegurarle la inmortalidad.
Bo Diddley- “Bo Diddley” (1955)
Fantástico video de época con Bo y Jerome interpretando el tema que fue la cara A de su primer single (en la B estaba el inmmortal “I’m a man” que luego se apropió Muddy Waters).
“Calling all Cows”- The Blues Rockers (1955)
Frente a las habituales lecturas alegres del ritmo, vale la pena recuperar esta hipnótica canción de los olvidados Blues Rockers que tiene un regusto triste y perezoso que la hace muy especial. En el excelente recopilatorio “Southern Rhythm Rock. The Best of Excello Records vol. 2” la definen como “Bo Diddley atiborrado de calmantes”.
“Not Fade Away”- Buddy Holly (1957)
Tras versionar “Bo Diddley”, Buddy Holly consideró que dominaba los secretos de ese ritmo lo suficiente como para componer uno de sus grandes éxitos a partir de él.
“Willie and The Hand Jive”- Johnny Otis (1958)
El multifacético John Alexander Veliotes lo utilizó como base para su mayor éxito, y repitió el truco ese mismo año con el estimable “Crazy Country Hop”.
“Storm Warning”- Mac Rebennack (1957)
Aviso de tormenta. Un amenazador instrumental de un bisoño Mac Rebennack – antes de construir su personaje de Dr. John – demostrando que se defiende igual de bien a la guitarra que al piano. Le acompaña la flor y nata de la escena musical de Nueva Orelans de la época (Allen Toussaint, Lee Allen, Red Tyler…)
“(Marie’s the Name) His latest Flame- Elvis Presley (1961)
Camuflado de pop –como haría muchos años después George Michael con su “Faith”- aquí tenemos de nuevo el ubicuo ritmo.
“You Can’t Judge A Book By The Cover”- Bo Diddley (1962)
Una de mis favoritas del cancionero de Ellas McDaniel.
“Mona (I Need You Baby)”- The Rolling Stones (1964)
Y los maestros en adaptar la música negra para la juventud blanca no podían tardar en versionar a Bo (con el mismo ritmo, también hicieron el “Not Fade Away” de Buddy Holly). La incluyeron en su primer lp en Inglaterra.
“Mystic Eyes”-Them (1965)
Uno de los clásicos por excelencia de la infravalorada primera banda de Van Morrison. Posiblemente su más salvaje grabación.
“I Want Candy”- The Strangeloves (1965)
El ritmo también sirvió como base de este pequeño clásico de la música garajera.
“Magic Bus”- The Who (1968)
Los Who tomaron el ritmo y actualizaron su mensaje a la era psicodélica.
“Hateful”- The Clash (1979)
Aunque no sea evidente, tanto esta canción como “Rudie Can’t Fail” están basadas en el ritmo del abuelo Bo.
“How Soon Is Now”- The Simths (1984)
Y hasta un grupo tan inmune a los encantos de la música negra como los Smiths, recurrió al ritmo de marras en este tema, muy apreciado por sus fans.
“Hare Krsna”- Husker Du (1986)
En su ambicioso primer disco doble cabía todo, incluso una particular revisión del ritmo de Bo Diddley, oculta tras su característico manto de ruido guitarrero.
“Desire”- U2 (1988)
U2 en pleno trip de fascinación por la América profunda.
“Screwdriver”- The White Stripes (1999)
La antepenúltima apropiación de un ritmo que, a estas alturas, ya debería ser patrimonio inmaterial de la humanidad.
Nota:
Lista completa en grooveshark: http://grooveshark.com/#!/playlist/Bo+Diddley+Beat/91340030
y en spotify: bo diddley beat
* Para una refutación completa del mito de que era hombre de una sola idea, nada mejor que escuchar de cabo a rabo y sin prejuicios la maravillosa “Chess Box” de Diddley y leer el fantástico ensayo de Robert Palmer (el crítico, no aquel romanticón pelma que contribuyó a amargarnos los 80) que la acompaña y en el que repasa la historia de este conjunto de ritmos desde África hasta la guitarra de Diddley y las maracas de Jerome (pasando por la habanera y los instrumentos de una sola cuerda-diddley bows!- de las plantaciones). El ensayo también aparece en “Blues & Chaos” (Scribner, 2009), la excelente recopilación de escritos de Palmer, que junto a sus clásicos “Deep Blues” y “Rock and Roll. An Unruly History” no debería faltar en ninguna biblioteca rockera que se precie.
Música para un funeral
Uno de los más memorables capítulos del “31 songs” de Nick Hornby es el dedicado al “Caravan” de Van Morrison en la versión del directo “It´s too late to stop now”, la canción que el escritor pondría en su propio funeral y la excusa perfecta para una encendida y conmovedora defensa de la música popular (y una provocadora invectiva contra la clásica).
La única pega que le encuentra Hornby a su elección es que termina con Morrison presentando a la banda, con lo que lo último que oirían sus seres queridos al despedirle sería: “…al cello, Terry Adams…a la viola, Nancy Ellis….a la trompeta, Bill Elwin…”.
Me da la impresión de que no sólo los nombres de unos desconocidos sino casi cualquier letra podría interferir en un momento así, por lo que, puesto en ese brete, creo que optaría por algo instrumental.
En todo caso, gran canción, gran interpretación y recomendable lectura.
Nota:
Como reto puramente intelectual –ya que hay algo muy perverso en fantasear con la propia muerte- he intentado seleccionar algún tema apropiado para una ocasión así, y me ha resultado extremadamente difícil. Adjunto enlace a mi brevísima lista provisional de candidatas, que también tiene sus pegas porque aparecen barcos, leones y hasta una incongruente cita de “La Marsellesa”: http://grooveshark.com/#!/playlist/Funeral/87797645
Amaneceres
Con la excusa del cambio de estación, he seleccionado un puñado de canciones relacionadas con la esperanza que puede traer un nuevo día , un nuevo año o una nueva era. Ideal para los que sufran de astenia primaveral.
“A Brand New Day”- Van Morrison (1970)
El sol de la mañana trae la paz a nuestro gruñón bardo tras un pasado de dolor y sufrimiento.
“New Morning”- Bob Dylan (1970)
Un Dylan feliz celebrando las alegrías de la vida sencilla
“(The dawning of a) New Era”- The Specials (1979)
Una gran banda capaz de hacer desde excelentes versiones de clásicos jamaicanos hasta estupendos temas propios como éste (o el colosal “Ghost Town” que se convirtió en la banda sonora oficiosa de la cara oscura de la era Thatcher). Los pareados de esta historia de amor suburbano son dignos del “yo-sólo-vine-a-comprar-pan-y-me-enseñasteis-el-Corán” de Siniestro Total: “I met a girl from area six/She told me that she worked in a chicken factory”
“Year 1”- X (1981)
El mundo que evoca la letra es bastante sombrío y contrasta fuertemente con el entusiasmo con que se la ventilan en minuto y medio. (Las versiones que salen en youtube son horrendas. Puede escucharse en la lista de grooveshark o, mejor aún, comprando su excelente disco «Wild Gift»)
“Me sueltan mañana”- Ilegales (1982)
Las profundas meditaciones de un preso en su última noche en la cárcel anticipando la venganza y otros dulces placeres de la vida en libertad:
“ Saldré a la calle, respiraré libre, cerveza esperando, me subiré a los árboles… Cuando llegue mañana voy a sentirme bien pero sé de algún chivato que va a tener que correr”
“New Day Rising”- Hüsker Dü (1985)
Quizás la canción con la letra más sintética de la historia. Un mantra de tres palabras repetidas sin cesar sobre un fondo de sucias -e inolvidables- guitarras.
“A New Day”- Mary Margaret O’Hara (1988)
Queda para el final la canción que me dio la idea inicial para este “post”.
Nota:
Resultaron finalistas el “New Age” de Velvet Underground y el “Watch the Sunrise” de Big Star pero, finalmente, no me parecieron lo suficientemente alegres. El link de la lista en grooveshark (con esas dos bonus tracks pero sin la de van): http://grooveshark.com/#!/playlist/Amaneceres/84567234
Dolencias musicadas
Breve recopilación de canciones sobre enfermedades excluyendo – por su ubicuidad en la música pop- las afecciones cardíacas.
“El paralítico”- Trio Matamoros (1930)
Si estás postrado en un sillón, no te extirpes el trigémino, bota la muleta y el bastón y podrás bailar el son.
Inspirada por un médico español que estafó a cubanos con una supuesta cura para la parálisis consistente en extirpar el trigémino. La melodía recuerda bastante a otro clásico del mismo trío: “El Ciclón”
“TB blues”- Jimmie Rodgers (1931)
Nuestro ferroviario favorito murió de tuberculosis a los 36 años y ésta es una de sus meditaciones sobre su fatal destino.
“Fever”- Little Willie John (1956)
Sigue siendo la mejor versión, a años luz de Elvis y Peggy Lee. Un cantante excepcional con acusada querencia por las metáforas médicas (estuve a punto de incluir las estupendas “Spasms” y “My nerves”).
“Rockin’ Pneumonia and the boogie woogie flu”- Huey “Piano” Smith & The Clowns (1957)
Infravalorado por su carácter juerguista y desenfadado, Huey “Piano” Smith es un grande del rhythm&blues/proto-rock’n’roll de Nueva Orleáns.
“High blood pressure” ”- Huey “Piano” Smith & The Clowns (1958)
… al que le subía la tensión cada vez que su amor se le acercaba.
“Psychotic Reaction”- Count Five (1966)
Si quieres saber como se evoca musicalmente un brote psicótico causado por el desamor, no hace falta buscar más. Uno de los grandes clásicos del punk de los 60.
“19th Nervous Breakdown”- The Rolling Stones (1965)
…y si se quiere abundar en el tema mental, siempre queda el “19th Nervous Breakdown” de los Rolling Stones (o el “Manic Depression” de Hendrix, o el «Schizofrenia» de Sonic Youth)
“T.B. Sheets”- Van Morrison (1967)
Con poco más de veinte añitos, entre Them y “Astral Weeks”, Van Morrison grabó unas extrañas sesiones para Bang de las que salió tanto su mayor éxito, “Brown Eyed Girl”, como este asfixiante blues sobre su malestar físico al asistir al lecho de muerte de una chica (¿ su amante?) tuberculosa.
“Constipation blues”- Screaming Jay Hawkins (1969)
Estremecedora canción sobre el auténtico dolor que, para S.J. Hawkins, no lo causa el desamor ni el estar si un duro sino ¡el estreñimiento!
“Fever”- Horace Andy (1972)
Los más jóvenes posiblemente lo asocien a Massive Attack, pero Horace Andy lleva ya mucho tiempo grabando excelentes canciones reggae (otra de mis favoritas aparece en el playlist “Pastuqui para todos”).
“Breakdown”-The Buzzcocks (1976)
Uno de los cuatro temas del mítico EP “Spiral Scratch” (uno de los candidatos más sólidos a primer disco punk) con Howard Devoto poniendo su desquiciada voz a la historia de un hombre a punto de desmoronarse mentalmente:
“Anthrax”- Gang of Four (1977)
El imponente feedback que abre la canción es necesario para que el mensaje cale: “El amor te agarrará como un caso de ántrax, y eso es algo que no quiero pillar”. A la banda de los cuatro le gustaba tratar temas serios (capitalismo, explotación,…ese tipo de cosas) y se preguntan aquí por qué el pop está tan centrado en el amor.
“Mercury Poisoning”- Graham Parker (1979)
El mercurio que envenenaba a Parker no era otro que la compañía para la que trabajaba, Mercury. Un clásico del sub-género “me cago en mis jefes”.
Nota:
Link lista de reproduccion en grooveshark:
http://grooveshark.com/#!/playlist/Enfermedad+Musical/81788438
“Pastuqui” para todos (los gustos)
Como no se habla de otra cosa, por lo menos que sea con ritmo. Ahí va una lista de reproducción de grandes canciones relacionadas con el vil metal:
“Brother can you spare a dime?”-Bing Crosby (1932)
El himno oficioso de la gran depresión en Estados Unidos: ¿Hermano, puedes darme diez centavos?:
“Poor but ambitious”- Wilmoth Houdini (1940)
Me recuerda el mítico diálogo de mi abuelo con unos gilipollas a la entrada del colegio:
-Juan, ¿tú de quien desciendes?
– Yo no desciendo, yo asciendo
( de ésta no he encontrado enlace en youtube, sólo en grooveshark)
“Your cash ain’t nothing but trash”- The Clovers (1953)
Un clásico del R&B. Tu dinero no vale una mierda:
“Money”- Barret Strong (1959)
Obvia, pero no podía faltar: “The best things in life are free but you can give ‘em to the birds and bees…I want money”. Toda una declaración de principios!:
“Shake you moneymaker”- Elmore James (1961)
¡Menea esa máquina de hacer dinero!:
“Blue Money”- Van Morrison (1970)
El fotógrafo sonrie, el cámara sonrie, y el dinero azul que el cantante quiere ir a gastarse con su chica parece ser el que ella ha ganado con sus posados (¿desnuda?). En todo caso, una gran canción:
(esta no está en la lista del grooveshark…)
“Money”-Horace Andy (1974)
Siempre nos quedarán los rastas para denunciar las maldades de Babilonia/Occidente, y aclararnos que es el dinero la raiz de las mismas (…money, money, money, money, money, is the root of ALL evil):
“Free Money”- Patti Smith (1976)
Siempre me ha gustado ese crescendo desde el pianillo inicial hasta el rocanroll desbocado final:
“Take the cash (K.A.S.H)”-Wreckless Eric (1979)
Además de la inmortal “Whole Wide World” debemos a Eric Goulden este himno oficioso de los autónomos: ¡Pilla la pasta en efectivo!:
“Money”-The Flying Lizards (1979)
Esta va por Begoña:
“L’argent appelle l’argent”- Pamelo Mounk’a (1981)
Una gran canción de uno de los cantantes de los muy reivindicables Bantous de la Capitale congoleses. Ya iba tocando poner algo africano:
“Knocking”-Carolina Chocolate Drops /Luminescent Orchestrii (2010)
A veces es buena idea juntar dos bandas (aconsejo agenciarse el EP). Grabada en una toma. La incluyo por el pegadizo estribillo “Show me the money, show me the money…”:
NOTA:
Lista de Grooveshark (falta el “blue money” de van morrison):
http://grooveshark.com/#!/playlist/Pastuqui+Para+Todos+los+Gustos/70706107
Tú a Woodstock y yo a Caledonia
En teoría, odio los discos piratas. Mi primer encontronazo con este subproducto de la cultura popular fue en el instituto, cuando era fan perdido de la Velvet. Ya me había agenciado todos sus discos oficiales así como los recopilatorios de rarezas “VU” y “Another View” (a esas edades tendemos a la obsesión y al completismo), cuando un día, en el escaparate de la desaparecida tienda compostelana de electrodomésticos Daviña, vi un enigmático cd de mis artistas de cabecera. Era muy caro para mis posibilidades de entonces pero su rareza y aura de clandestinidad me atraían poderosamente. Me acercaba regularmente a ver si seguía allí, hasta que conseguí reunir el dinero (3.000 pesetas) necesario para hacerme con el misterioso disco.
Corrí a casa y lo puse. Sonaba a mierda. Versiones horrendas, prácticamente inaudibles de canciones muy queridas para mí (te gusta el feedback, ¡toma dos tazas!). Furioso con el dispendio volví a la tienda y les eché la llorada diciéndoles que pensaba que era un recopilatorio oficial con algún defecto de fabricación ya que nadie en su sano juicio podría aguantar aquel desvarío cacofónico. Se apiadaron y me dieron un vale.
Desde entonces intento evitar tener roces con piratas (aún así, tengo el interesante “Live at Portland, Oregon” de Television y el bastante menos interesante “It´s too late to stop now” de Dream Syndicate). Durante muchos años conseguí mantenerlos alejados hasta que la lectura de “Stranded. Rock and roll for a Desert Island” e “Invisible Republic. Bob Dylan´s Basement Tapes”, ambos de Greil Marcus, pusieron muy arriba en mi lista de objetivos dos piratas de artistas que amo: Van Morrison y Bob Dylan. Se trataba de “Van the Man”, un lp de 1974, y “A Tree With Roots”, una caja de 4 cedés del 2001. Como son “caros de ver”, pasaron años antes de que los localizase a un precio asequible para mi maltrecha economía (24 euros uno, 29.95 el otro). Pero la espera mereció la pena.
Coincido con el profesor Marcus. Ninguna de las bootleg series oficiales del bardo de Minnesota (tal vez el segundo disco, el eléctrico, del “Live 66”) se acerca a “A Tree With Roots”, las célebres “Basement Tapes” al completo. Nunca estuvo Dylan tan relajado y juguetón, tocando versiones de todo tipo (“A fool such as I”,”Cool Water”, “The Banks of The Royal Canal”…), alterando a voluntad éxitos de su infancia (“See ya later Allen Ginsberg”, “Quit kicking my dog around”) o componiendo algunas de sus mejores canciones (“I shall be released”, “This Wheel´s on fire”, “I’m not there”, “Sign of the Cross”,“Apple suckling tree”,“Open the door, Homer”…). Evidentemente, hay de todo, pero es uno de los discos de Dylan que pongo con más frecuencia, que es lo que al final cuenta. Un hermoso caos.
Ya sabéis, es la famosa etapa, allá por 1967, a la vuelta de la controvertida primera gira eléctrica, en que Dylan tuvo el accidente de moto, se ocultó una buena temporada en el sótano de una casita rosa de Woodstock con sus compinches de The Band, y al acabar la estancia él sacó “John Wesley Harding” y ellos “Music from Big Pink”, además de parir entre ambos el primer pirata rock de la historia “The Great White Wonder” que recogía algunas de las grabaciones del subterráneo. ¡Poca broma!, como dicen en Cataluña.
Y respecto a “Van the Man” el célebre pirata de 1974- que recopila material en directo en el Fillmore West, outakes de “His Band and Street Choir” y rarezas grabadas en los estudios Pacific High- ningún fan del león de Belfast que se precie, debe perderse maravillas como el instrumental de 18 minutos “Caledonia Soul Music”, la excelente versión del “Just like a Woman” de Mr. Zimmermann, o la sentida interpretación del “Friday’s Child” de su primer e infravalorado grupo Them (para mí están al nivel de los Stones de esos años).
Moraleja: Las reglas auto-impuestas están para saltárselas y me alegro de no haber respetado la de nunca más comprar un pirata.
NOTA 1:
El libro de “Invisible Republic”, de 1998, también editado como “The Old, Weird, America” en 2011 está íntegramente dedicado a las Basement tapes, con lo que probablemente constituya el récord mundial de longitud de unas notas para un disco. Es recomendable, para los fans de Dylan, por el apéndice en el que comenta brevemente canción por canción cada una de las tomas de las “Basement Tapes” y, para los fans del folk americano, por la extensa discografía final comentada.
Existe una versión anterior (e inferior) de “A Tree With Roots” en 5 cedés llamada “The Genuine Basement Tapes”. Tiene un orden diferente, alguna canción menos y, sobre todo, un sonido bastante peor. De “A Tree With Roots” existen varias ediciones (ver la página monográfica sobre piratas de Dylan bobsboots.com). A no ser que seas fetichista, es relativamente fácil descargársela de torrents y blogosferas y bajarse las portadas en bobsboots.
NOTA 2:
El pirata “Van the Man” en vinilo es bastante difícil de conseguir, pero existen varias versiones en doble CD con partes del mismo material (“The inner mystique”, “Live at Pacific High, 1971”). La pieza más esquiva es “Caledonia Soul Music”, una obra maestra poco conocida:
NOTA 3:
Para los que estén interesados en la historia de las grabaciones piratas en la música rock, hay un interesante libro del prolífico Clinton Heylin llamado precisamente “The Great White Wonders. A History of Rock Bootlegs”