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Víboras «fumetas»

Las canciones sobre marihuana se remontan –tirando por lo bajo- a la popular “La Cucaracha”, pero tuvieron uno de sus momentos álgidos en los años 30-40, cuando el uso recreativo de la planta era habitual entre músicos que además no dudaban en celebrarla e inmortalizarla con su arte. En esos círculos, un “viper” era un porrero – al que desde Louis Armstrong (“Song of the Vipers”) hasta Cab Calloway (“Viper’s Drag”) o Mezz Mezzrow (“Sendin’ the Vipers”) dedicaron canciones- pero la breve lista de reproducción de hoy se centra en la inmortal “If you’re a viper” tal vez mi favorita entre las numerosas odas compuestas a mayor gloria de los “fumetas”:

marijuana-you-ll-laugh-cry-go-to-sleep-funny-retro-poster

Dreamed about a reefer five feet long.
Mighty Mezz, but not too strong.
You’ll be high but not for long
If you’re a viper.
I’m the king of everything.
I’ve got to be high before I can swing.
Light a tea and let it be
If you’re a viper.

When your throat get dry you know you’re high
Everything is dandy
Truck on down to the candy store
Bust your konk on peppermint candy

Then you know that you’re body’s spent.
You don’t care if you don’t pay rent.
Sky is high and so am I
If you’re a viper.

 

 

 

Stuff Smith & His Onix Club Boys- “If you’se a viper” (1936)

Al parecer,  la primera grabación de esta maravillosa canción.

Rosetta Howard & Harlem Hamfats- “If you’re a viper” (1937)

Excelente versión más bluesera y sofisticada.

Fats Waller- “You’re a Viper” (1943)

Fats Waller interpretó al menos dos canciones sobre “vipers”. El estupendo instrumental “Viper´s Drag”  de 1934 (no se lo pierdan), y esta versión del “If you’re a Viper”. Como nos dice en la introducción: “It´s high time!”

Nota 1:

A los que les haya interesado esta entrada, les recomiendo encarecidamente que busquen por tierra, mar y aire el fabuloso recopilatorio “Dope & Glory” (Trikonkt, 2002) donde además de varias versiones de este tema, se pueden encontrar muchas más canciones a la altura de títulos como “The Spinach Song”, “Light up”, “Mary Jane” o “When I get low I get high”.

Y ya que tanto Armstrong como “La cucuracha” aparecen mencionados en la entrada, aprovecho para colar esta simpática versión de la inmortal tonada.

Nota 2:

Lista de reproducción en grooveshark (con algún extra): http://grooveshark.com/#!/playlist/V+boras+Fumetas/84797397

No lo tuvieron

Yo-La-Tengo-2

La primera vez que vi a Yo La Tengo no fue sobre un escenario sino entre el escaso público que se había congregado un cálido día de Junio de 1992 en la sala KGB de Barcelona para ver a los olvidados Silos. Me sonaban sus caras gracias a los ditirambos de Ignacio Juliá en “Ruta 66”- que me habían impulsado a comprar y disfrutar su CD “President”- y me acerqué a saludar y pedirles un autógrafo.

Al año siguiente volví a verlos, esta vez sobre las tablas, en un electrizante concierto en Zeleste 2 con Parkinson DC como teloneros. Seguí comprando algunos de sus discos pero tras “Painful” acabé perdiéndoles la pista, aunque todavía tuve ocasión de verlos un par de veces más en festivales (un FIB y el surrealista “Pop Festival” de Badalona en el que compartían cartel con Beck y Sonic Youth como teloneros de ¡Siniestro Total!).

Veinte años después, me cuesta recordar los detalles de cada actuación pero todas ellas me dejaron un agradable recuerdo de tormentas eléctricas y órganos desatados.

El año pasado, me animé con un disco relativamente más reciente, el estupendo “Summer Sun” de 2003 y fue toda una sorpresa. Un disco tranquilo, atmosférico y hermoso que me descubrió otra faceta del grupo, y que ahora considero su obra más lograda (entre las que conozco).

Con esos antecedentes asistí al concierto de anoche en la sala Capitol de Santiago de Compostela con la seguridad de que, independientemente de que optasen por su faceta pastoral o por la de hijos bastardos de la Velvet, disfrutaríamos de un par de horas de buena música en vivo. Desgraciadamente, no fue así.

Tras una primera parte acústica agradable al oído pero un tanto larga y anodina, tuvimos un breve descanso mientras preparaban la parte enchufada del bolo. Empezaron fuerte y nos las prometíamos muy felices, anticipando una de sus celebradas orgías de feedback. Pero entonces, en vez de ir construyendo un crescendo, optaron por intercalar anticlimáticos tiempos medios e interminables pasajes instrumentales de una alarmante monotonía. En el grupo de al lado alguien comentó “España quiere caña. Ya se lo decían a Paco Pil” y no pude evitar para mis adentros darle la razón. Aquello no era un concierto de rock, no había ritmo al que balancearse, solo una base de bajo y batería inclemente y una guitarra literalmente desbocada, sin rumbo. Me duele decirlo, porque es un grupo al que encuentro entrañable en su modestia, pero me pareció un concierto aburrido y- lo que es peor- pretencioso.

Reflexionando sobre la decepción, he llegado a la conclusión de que YLT tal vez sean hoy una banda más de sonidos que de canciones (el único estribillo reconocible fue el de la versión del “Speeding Motorcycle” de Daniel Johnston que alguien les pidió desde el público). Su música tiende a desaparecer en el ambiente, y cuando la clavan (“Summer Sun”) es una excelente compañera de lectura u otras actividades cotidianas, pero rara vez te encontrarás tarareando para tus adentros uno de sus temas. Sospecho que el concierto habría sido mucho mejor en un auditorio con público sentado, ya que su propuesta se acerca más a la música de cámara o al “ambient” que al rock’and’ roll.

Y ¿a que se refiere el “lo” del título? Pues a «eso» sobre lo que el bueno de Fats Waller decía “Si preguntas, es que no lo tienes”. El swing, el ritmo.