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Las mujeres de…

El principal tema de las canciones populares es el amor y sus vicisitudes, y lo habitual es que se centren en una única persona -my baby, my gal, my girl…o my man (is such a handy man) -, pero existen algunas canciones en la que el cantante se dirige o refiere a las mujeres de un determinado lugar (así, en general). Aquí van cuatro hermosos y variados ejemplos:

“West Virginia Gals”-Al Hopkins & His Buckle Busters (1928)

Extraída del volumen póstumo de la fabulosa “Anthology of American Folk Music” de Harry Smith, la canción es un aviso a las mujeres de Virginia del Oeste de que no se casen con hombres de su estado (viven en cabañas, no se cambian los calcetines en todo el año…).

Por lo visto, está basada en otra canción anterior, “Free Nigger” (1841) del repertorio minstrel en la que se advertía a las chicas de Virginia que no se casasen con hombres de Carolina. ¡Pobres chicas de Virginia con tanta intromisión masculina!

“As mozas de Vilanova”- Coro Agrupación Artística Galega (1920’s)

Esta emocionante versión de una conocida canción popular gallega, por desgracia, no está ni en youtube ni en grooveshark, pero vale la pena rastrearla en el muy recomendable recopilatorio “The Music of Cuba 1909-1952” de Richard K. Spottswood. No deja de tener su gracia que investigando las raíces de la música cubana me encontrase con las mías propias.

“Wanawake Tanzania”- Salum Abdallah & Cuban Marimba Band (circa 1960)

Un nombre genial para un grupo genial que descubrí gracias a una de esas maravillosas recopilaciones de John Storm Roberts (“The Tanzania Sound”/“Dada Kidawa”). Sólo sé que el título significa “Las mujeres de Tanzania” y que me encanta.

“Las Caleñas Son Como Las Flores”- The Latin Brothers – (1975)

El fantástico grupo de Fruko (el de “y sus Tesos”), con Piper Pimienta como vocalista, hizo esta irresistible versión del clásico de Arturo J. Ospina celebrando a las mujeres de Cali.

(Y como propina…en la misma línea de alabar las virtudes de las chicas del pueblo de uno, ya compartí aquí hace tiempo la excelente “Les Brazzavilloises” de Franklin Boukaka)

«London Girl»- Pogues (1985)

De su fantástico EP «Poguetry in Motion»

«Folk Music in America»

FMIA

Los aficionados a las músicas populares anteriores al rock and roll se habrán probablemente encontrado con el nombre de Richard K. Spottswood como recopilador o autor de las notas de algún disco (en mi caso, los calypsos que recopiló para los sellos Rounder y Bear Family, el libreto de «Goodbye Babylon», la caja de Charley Patton  o el volumen póstumo de la antología de Harry Smith).

Es uno de esos individuos –como Joe Bussard, John Fahey o aquel personaje de la película “Ghost World”- que se dedicaban a ir de casa en casa en los años sesenta buscando discos que – mientras girasen a 78rpm y fuesen anteriores a la guerra mundial- podían ir del jazz, el blues, o el country hasta filones más inexplorados de la música popular como el cajun, los corridos de la frontera mexicana o todo tipo de músicas étnicas desde Turquía hasta el Caribe.

Estudió las grabaciones folk de la Biblioteca del Congreso para su tesis doctoral, elaboró una  discografía de referencia en 7 volúmenes -“Ethnic Music on Records: A Discography of Ethnic Recordings Produced in the United States, 1893-1942 (University of Illinois Press, 1990), creó sellos para divulgar su pasión, escribió centenares de notas para otros, y emitió durante años su programa  semanal de radio. Convirtió su obsesión en su modo de vida.

Con menos de cuarenta años, la Biblioteca del Congreso le encargó el trabajo de recopilar la gran antología de la música popular norteamericana que querían editar en conmemoración del bicentenario de la independencia de los Estados Unidos. El resultado fue la fabulosa colección de 15 discos “Folk Music in America” que se editó en 1976.

A diferencia de la mítica “Anthology of American Folk Music” de Harry Smith, que se centraba exclusivamente en la música editada comercialmente en un momento muy concreto (1927-1932) y en unas determinadas tradiciones musicales, la visión de Spottswood es mucho más amplia. Nos encontramos – además del blues, country y gospel de rigor- formas mucho menos conocidas como calypsos, música de inmigrantes ucranianos o polacos, cánticos Amish, música callejera negra o la canción religiosa de los indios Passamaquuoddy grabada en 1890 que cierra el último disco.

Dos discos de música religiosa, tres de música de baile (breakdowns, waltzes, reels, polkas, ragtime, jazz, etc.), nueve  de canciones (de amor, migración, protesta, trabajo, muerte, guerra, humor, historia, e infantiles) y uno dedicado a la música tocada en solitario. Todos ellos maravillosamente anotados, con las letras, los créditos musicales, los eventos que inspiraron cada tema y referencias a otras grabaciones relacionadas. Un auténtico festín.

En una entrevista de hace unos años, Spottswood explicaba que había intentado varias veces reeditarla, pero que la gente de la Biblioteca del Congreso ¡consideraba que no era lo suficientemente folclórica!. Así que no quedaba otra que intentar localizar los vinilos y conseguí juntar una decena antes de que empezaran a escasear hasta el punto de hacerme desisitir de completar el lote.

Pero, ¡maravillas de Internet!, un alma caritativa se ha pegado el palizón de digitalizar tanto la música como los libretos,  y los ha colgado en su blog para compartirlos con el mundo entero. Buen provecho.