
En los últimos meses he observado varias veces, al salir a comer o cenar, cómo algunas parejas jóvenes, en lugar de sentarse enfrentados, de modo que puedan verse las caras y conversar atendiendo a las expresiones y gestos de su interlocutor, prefieren colocarse uno al lado del otro.
Al principio pensaba que esperaban la llegada de algún acompañante que completase la mesa -y así fue en algún caso aislado- pero ahora creo que este sorprendente comportamiento surge del hábito de sentarse en el sofá a cenar mientras se disfruta de los rayos catódicos. (más…)