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Vibracións Prohibidas

El museo no es un lugar en el que esperemos encontrar música popular y, cuando aparece, suele ser como fondo sonoro de algún movimiento social o cultural más prestigioso (los beatnicks y el be-bop, “la transición” y “la movida”…), o como pura celebración gráfica (la estupenda exposición sobre portadas jazz del Pompidou/CCCB de hace unos años).

La exposición “Vibracións prohibidas”-de Xavier Valiño y Héctor Fouce- que pueden visitar actualmente en el Centro Galego de Arte Contemporánea de Santiago de Compostela, consigue aunar brillantemente ambas vías mostrando a través de las portadas de discos censurados la obsesión del franquismo por el control de la moral de la juventud.

Aunque arranca con un guión teatral al que la frenética aplicación del sello “Censurado” ha vuelto literalmente ilegible y un par de viejos carteles de cine, y termina con videos de los Beatles en las Ventas y el festival “Canet Rock”, el núcleo de la muestra es la comparación entre las portadas originales y su versión española.

Según avanza, pasamos de la sorprendente satanización de cosas tan inofensivas como el twist o Cliff Richard a la obsesión por el adulterio, la carne y las drogas.

¿Cuánto tiempo dedicaría el censor salido de turno a dibujar bragas y sujetadores en los centenares de diminutas fotos que empapelaban la habitación del pajillero que retrataban los Who en la carpeta interior de “Quadrophenia”?

¿O a encontrar un detalle obsceno de medio centímetro cuadrado en una portada de Zappa?

¿A quien se le pudo ocurrir que convertir a una mujer desnuda en un improbable centauro con culo de elefante podía resultar edificante para la moral de los jóvenes?

¿Como se puede llegar a considerar subversivo el puño alzado de la Estatua de la Libertad?

Estas y otras preguntas son las que plantea esta recomendable exposición que a través de un juego de agudeza visual (del tipo “Los ocho errores”/ ¿Donde está Wally?”) consigue ilustrar de manera amena el grado de podredumbre mental del régimen franquista.

Y si se prefiere hacer únicamente una lectura estética, podemos ver la diversidad de mecanismos gráficos que se usaron, que van desde la portada sin ilustración del “Beggar’s Banquet” hasta re-encuadres, pegatinas estratégicamente colocadas y en al menos un caso (el que convierte la ilustración en un puzle) una portada censurada que supera a la original.

Disfrútenla.