Etiqueta: Freyssinet

¿El más grande constructor de todos los tiempos?

Aunque en la mayoría de historias de la arquitectura moderna o no se le menciona o aparece como uno más de los pioneros del hormigón- entre figuras mucho menos relevantes como Maillart, Nervi o Perret-  la lectura del magnífico libro de José Antonio Fernández Ordóñez sobre Eugene Freyssinet me ha convencido de que tal vez se trate del “más grande constructor de todos los tiempos”.

J.A.F.O.  combina la biografía con el relato de sus hazañas como proyectista y constructor y con una selección de textos del propio Freyssinet para formar una imagen muy completa de este gran genio de la construcción.

Pese a revolucionar la ingeniería con el desarrollo de numerosas patentes (gato y anclaje de conos, tubos pretensados prefabricados, gato plano…), nuevas tipologías estructurales (hangares de Orly, puentes,…) y la invención de un nuevo material (hormigón pretensado), Freyssinet no era un genio loco encerrado entre toneladas de papeles sino un proyectista-director de obra-constructor que iba desarrollando las nuevas técnicas y herramientas que le permitían resolver problemas muy concretos y ganar infinidad de concursos de puentes y otras estructuras gracias a que sus inventos permitían abaratar increíblemente la construcción (desde sus primeros puentes clandestinos en Vichy hasta las cimbras reciclables de Plougastel) o resolver problemas para los que nadie más ofrecía soluciones (hundimiento de la estación marítima de Le Havre). Su falta de prejuicios le llevó incluso a proyectar barcos y alas de avión de hormigón.

En 1928, en la cumbre de su vida profesional tras haber construido las más importantes obras de hormigón armado del mundo (de Villeneuve a Plougastel), renuncia a todas sus patentes y derechos sobre sus diseños y abandona  la exitosa empresa que había formado con Claude Limousin para desarrollar una intuición que le obsesionaba desde el  principio de su carrera – el hormigón pretensado:

La idea de la tensión previa es sencilla: comprimir el hormigón para hacerlo capaz de resistir tracciones ulteriores permanentes
Hasta 1933 se dedica febrilmente a desarrollar su invento y pese a los decisivos avances técnicos que consigue desarrollar,  no consigue encontrar comprador para los postes que había creado y pierde en esos 5 años la fortuna que había acumulado durante los 23 precedentes. Con 55 años, arruinado y al borde de la desesperación consigue la proeza de evitar el hundimiento de la Estación Marítima del Havre aplicando sus teorías de las tensiones previas y comienza su resurrección profesional que tras llevarle a trabajar por todo el mundo  (Argelia, Venezuela,Brasil) ya no acabaría hasta su muerte en 1962.

Cualquier ingeniero que hubiese llevado una de las dos vidas de Freyssinet (pre y post  1928) merecería  ya figurar entre los más grandes del siglo XX, pero que ambas hazañas fuesen llevadas a cabo por una única persona que lo arriesgó todo, elevan su categoría a la de “más grande constructor de todos los tiempos”.

Nota: Toda la información está sacada del libro “Eugène Freyssinet” de José Antonio Fernández Ordóñez (Xarait, 1972).  Pese a sus 400 páginas (con apéndices y notas técnicas) el relato central se lee casi como una novela de superación frente a las adversidades y creo que sería una gran idea reeditarlo.