Las dos definiciones de “arquitectura” que se enseñan más insistentemente en las escuelas del ramo son la de Vitrubio (“Utilitas, Firmitas, Venustas”) y la de Le Corbusier (“el juego sabio de los volúmenes bajo la luz”).
La primera sintetiza tres aspectos que, inevitablemente, siguen estando ahí (“Utilidad, Solidez, Belleza”), aunque la utilidad se reduzca a veces al “auto-bombo” del arquitecto y/o político de turno; se flirtee con la sensación de colapso estructural –como en esos edificios “deconstruídos” que parecen haber sufrido un terremoto o en esa carrera constante por construir el más audaz voladizo (¡mira mamá, sin pies!)-; y no exista ya consenso alguno sobre el concepto de belleza.
La definición de Le Corbusier tiene el detalle de referirse a la luz pero sólo como eso que baña lo importante –los volúmenes, las formas- y por alguna razón siempre me ha parecido una definición propia de pájaros o deidades, de alguien que ve las cosas desde una gran altura o es la propia fuente de la luz que ilumina sus creaciones.
Por eso, la más satisfactoria que he encontrado hasta la fecha es la de Miguel Fisac: “La arquitectura es un trozo de aire humanizado”* porque -con un lenguaje a la vez llano y profundo- pone al ser humano en el centro mismo de la disciplina, parece hecha desde dentro -por alguien que respira ese aire previamente acotado-, y puede llegar a abarcar casi cualquier intervención humana sobre su entorno incluida la que Sverre Fehn consideraba el momento fundacional de la arquitectura:
“Dentro de cada hombre hay un arquitecto. Su primer paso hacia la arquitectura es su paso a través de la naturaleza. Abre un sendero, una especie de escritura sobre la superficie de la tierra. Las hierbas y arbustos aplastados que ceden ante su fuerza muestran su interferencia con la naturaleza, una definición sencilla de la cultura humana. Su camino es un signo a seguir. Su movimiento inicial requiere el movimiento de otros. Es la forma más elemental de composición”**
*Miguel Fisac- “Carta a mis sobrinos” (Fundación Miguel Fisac, Ed. Lampreave y Millán. 2007)
**Per Olaf Fjeld- “Sverre Fehn. The thought of construction” (Rizzoli, 1983)