Siempre me han gustado las librerías de viejo y las tiendas de discos de segunda mano, su olor, y su promesa de raros especímenes floreciendo en vertederos de papel y plástico. Emigré ligero de equipaje e intenté adaptarme al e-book y al i-pod evitando durante meses estos antros de perdición, pero la llamada del polvo es fuerte y tímidamente empecé a asomarme a algunas librerías con las que me iba tropezando en los paseos por la ciudad y a encontrar maravillas (algunas de las cuales ya he comentado aquí, aquí o aquí).
Pegado al mostrador de una de ellas me llamó la atención este práctico mapa del tesoro que me permitirá explorarlas un poco más sistemáticamente y que comparto por si a alguien más le resulta útil (ojalá la iniciativa se extendiese a otras grandes ciudades).