Al leer anoche en el monumental «The City in History» de Lewis Mumford cómo la importancia de los mercados medievales dio lugar a unos tribunales especiales para resolver los conflictos comerciales que, en el caso de Inglaterra, se llamaban «Court of Pie Powder» y que, evidentemente, no se ocupaban del polvo de pastel sino de los problemas de los vendedores ambulantes que los Normandos conocían como «Pieds Poudreux» (pies polvorientos)- cuyo nombre los ingleses anglificaron sin molestarse en mantener su significado-; no pude evitar recordar a los primeros «pies negros» que conocí – aquellos maleducados punkis de nuestra adolescencia que sin levantar el trasero de la acera te pedían invariablemente «un pitillo…y otro p’al colega»- y, sobre todo, de K’naan , el «filósofo de pies sucios» somalí.