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Amaneceres

Con la excusa del cambio de estación, he seleccionado un puñado de canciones relacionadas con la esperanza que puede traer un nuevo día , un nuevo año o una nueva era. Ideal para los que sufran de astenia primaveral.

“A Brand New Day”- Van Morrison (1970)

El sol de la mañana trae la paz a nuestro gruñón bardo tras un pasado de dolor y sufrimiento.

 “New Morning”- Bob Dylan (1970)

Un Dylan feliz celebrando las alegrías de la vida sencilla

“(The dawning of a) New Era”- The Specials (1979)

Una gran banda capaz de hacer desde excelentes versiones de clásicos jamaicanos hasta estupendos temas propios como éste (o el colosal “Ghost Town” que se convirtió en la banda sonora oficiosa de la cara oscura de la era Thatcher). Los pareados de esta historia de amor suburbano son dignos del “yo-sólo-vine-a-comprar-pan-y-me-enseñasteis-el-Corán” de Siniestro Total: “I met a girl from area six/She told me that she worked in a chicken factory”

“Year 1”- X (1981)

El mundo que evoca la letra es bastante sombrío y contrasta fuertemente con el entusiasmo con que se la ventilan en minuto y medio. (Las versiones que salen en youtube son horrendas. Puede escucharse en la lista de grooveshark o, mejor aún, comprando su excelente disco «Wild Gift»)

“Me sueltan mañana”- Ilegales (1982)

Las profundas meditaciones de un preso en su última noche en la cárcel anticipando la venganza y otros dulces placeres de la vida en libertad:

“ Saldré a la calle, respiraré libre,  cerveza esperando, me subiré a los árboles… Cuando llegue mañana voy a sentirme bien pero sé de algún chivato que va a tener que correr”

“New Day Rising”- Hüsker Dü (1985)

Quizás la canción con la letra más sintética de la historia. Un mantra de tres palabras repetidas sin cesar sobre un fondo de sucias -e inolvidables- guitarras.

“A New Day”- Mary Margaret O’Hara (1988)

Queda para el final la canción que me dio la idea inicial para este “post”.

 Nota:

Resultaron finalistas  el “New Age” de Velvet Underground y el “Watch the Sunrise” de Big Star pero, finalmente, no me parecieron lo suficientemente alegres. El link de la lista en grooveshark  (con esas dos bonus tracks pero sin la de van): http://grooveshark.com/#!/playlist/Amaneceres/84567234

No lo tuvieron

Yo-La-Tengo-2

La primera vez que vi a Yo La Tengo no fue sobre un escenario sino entre el escaso público que se había congregado un cálido día de Junio de 1992 en la sala KGB de Barcelona para ver a los olvidados Silos. Me sonaban sus caras gracias a los ditirambos de Ignacio Juliá en “Ruta 66”- que me habían impulsado a comprar y disfrutar su CD “President”- y me acerqué a saludar y pedirles un autógrafo.

Al año siguiente volví a verlos, esta vez sobre las tablas, en un electrizante concierto en Zeleste 2 con Parkinson DC como teloneros. Seguí comprando algunos de sus discos pero tras “Painful” acabé perdiéndoles la pista, aunque todavía tuve ocasión de verlos un par de veces más en festivales (un FIB y el surrealista “Pop Festival” de Badalona en el que compartían cartel con Beck y Sonic Youth como teloneros de ¡Siniestro Total!).

Veinte años después, me cuesta recordar los detalles de cada actuación pero todas ellas me dejaron un agradable recuerdo de tormentas eléctricas y órganos desatados.

El año pasado, me animé con un disco relativamente más reciente, el estupendo “Summer Sun” de 2003 y fue toda una sorpresa. Un disco tranquilo, atmosférico y hermoso que me descubrió otra faceta del grupo, y que ahora considero su obra más lograda (entre las que conozco).

Con esos antecedentes asistí al concierto de anoche en la sala Capitol de Santiago de Compostela con la seguridad de que, independientemente de que optasen por su faceta pastoral o por la de hijos bastardos de la Velvet, disfrutaríamos de un par de horas de buena música en vivo. Desgraciadamente, no fue así.

Tras una primera parte acústica agradable al oído pero un tanto larga y anodina, tuvimos un breve descanso mientras preparaban la parte enchufada del bolo. Empezaron fuerte y nos las prometíamos muy felices, anticipando una de sus celebradas orgías de feedback. Pero entonces, en vez de ir construyendo un crescendo, optaron por intercalar anticlimáticos tiempos medios e interminables pasajes instrumentales de una alarmante monotonía. En el grupo de al lado alguien comentó “España quiere caña. Ya se lo decían a Paco Pil” y no pude evitar para mis adentros darle la razón. Aquello no era un concierto de rock, no había ritmo al que balancearse, solo una base de bajo y batería inclemente y una guitarra literalmente desbocada, sin rumbo. Me duele decirlo, porque es un grupo al que encuentro entrañable en su modestia, pero me pareció un concierto aburrido y- lo que es peor- pretencioso.

Reflexionando sobre la decepción, he llegado a la conclusión de que YLT tal vez sean hoy una banda más de sonidos que de canciones (el único estribillo reconocible fue el de la versión del “Speeding Motorcycle” de Daniel Johnston que alguien les pidió desde el público). Su música tiende a desaparecer en el ambiente, y cuando la clavan (“Summer Sun”) es una excelente compañera de lectura u otras actividades cotidianas, pero rara vez te encontrarás tarareando para tus adentros uno de sus temas. Sospecho que el concierto habría sido mucho mejor en un auditorio con público sentado, ya que su propuesta se acerca más a la música de cámara o al “ambient” que al rock’and’ roll.

Y ¿a que se refiere el “lo” del título? Pues a «eso» sobre lo que el bueno de Fats Waller decía “Si preguntas, es que no lo tienes”. El swing, el ritmo.