Greil Marcus tiene la molesta manía de buscar el universo en una gota de agua. En sus escritos siempre hay unos segundos de una canción en los que el tiempo se detiene, una nota de bajo que nos transporta a los tiempos anteriores al lenguaje, o una sílaba alargada un micro-segundo que abre una chimenea cosmo-telúrica que nos conecta con el cielo o el infierno. Los ejemplos son inventados pero creo que transmiten su tendencia a la hipérbole y a la libre -y muy subjetiva- asociación de ideas de todo tipo.
Este tipo de elucubraciones suelen resultarme cargantes , pero soy indulgente con Marcus porque sabe de lo que habla, tiene un gusto exquisito y un criterio propio. Siempre aprendo cosas nuevas con sus libros.
Por eso, por mucho que este libro haya indignado a tantos fans del león de Belfast porque despacha sin miramientos 15 años de carrera (1980-1996) en un capítulo -considera que entre «Common One» y «Tell Me Something» no hizo nada digno de mención- y únicamente valora aquellos momentos en los que el cantante saca el «yaargh«* a pasear (frente a otras facetas más plácidas que sin duda entusiasmarán a otros), el ensayo interesará a cualquiera que ame de verdad a Van Morrison, porque Marcus conoce a la perfección su obra y tiene unas orejas privilegiadas: otorga a Them la importancia que casi todos les niegan, sabe rescatar maravillas que quedaron fuera del canon -como esos «Friday Child«, «Caledonia Soul Music» y «Just Like a Woman» que grabó en directo en San Francisco en 1971 (búsquenlas en los piratas «Van the Man» (lp) o «Into the Mystic«(2xCD))- y reivindica temas perdidos en singles o colaboraciones («John Brown’s Body«, o ese «Saint Dominic´s Preview» en directo que aparecen en el pirata «Catalog Strays«).
Y aunque, en general, piense que leer un texto sobre una canción que requiere más tiempo que escucharla suele ser una pérdida de tiempo, creo que cualquiera -por muy bien que crea conocer la obra de Van Morrison- acabará el libro con nuevos conocimientos y una imagen más completa de este gran artista. Únicamente debe ser consciente de que no es el clásico libro que repasa disco por disco y etapa por etapa una trayectoria, sino la visión totalmente personal de un sabio que ama al músico desde sus inicios (y para quien «Astral Weeks» es el disco más importante de su vida).
* Desde que lo encontré por primera vez en el capítulo de “Stranded” dedicado a “It’s too late to stop now” (escrito por M. Mark), el “yaargh” aparece en gran parte de los textos que intentan explicar el arte de Van Morrsion. La expresión viene del tenor irlandés John McCormack (¡el que aparece sentado al principio de «Rum, Sodomy and the Lash«!) que lo consideraba el secreto de todo gran cantante, esa capacidad innata de transmitir emociones con pasión, imaginación, inteligencia y un punto de locura: un concepto perfecto para explicar esas excursiones alucinadas de Morrison (“Listen to the Lion” tal vez sea el ejemplo más claro).