Brutalismo «vernáculo»

No tengo nada en contra del “brutalismo” mientras no me obliguen a habitarlo por largos períodos de tiempo y, sobre todo, mientras no venga acompañado de moralina y buenos sentimientos.

Si optas por esta arquitectura masiva y cruda y haces algo que te satisface a tí como profesional, a tu cliente como usuario, a las publicaciones digitales de diseño, y a la fila de curiosos que valoran su carácter “instagramable” y lo usan como fondo en sus “selfies”, me congratulo sinceramente de tu éxito profesional al lograr vivir de tu talento haciendo lo que te place.

Sólo pido que por favor no justifiques el capricho diciendo que es una “reinterpretación contemporánea del concepto de lo vernáculo”, ni que consideres eso compatible con la búsqueda de un edificio “cuya presencia física explique las dimensiones, la distribución y el surrealismo de una estructura que provoca complejidad” (sea lo que sea que eso significa).

¿Qué hay de contemporáneo en algo que reproduce el espíritu y las formas de ejemplos de hace más de 50 años como la Casa Sperimentale de Giuseppe Perugini o la Casa Van Wassenhove de Julian Lampens?

¿Es contemporáneo ignorar el impacto ambiental de estas arquitecturas de hormigón?

 ¿Hay algo más alejado de lo vernáculo que una escultura habitable refractaria al cambio y el crecimiento?

 ¿No es la esencia de lo vernáculo lograr lo máximo con el mínimo consumo de material?

¿No es el “surrealismo” y la complejidad que podemos encontrar en ciertos edificios vernáculos algo que está más en nuestra mirada que en las intenciones de quienes los construyeron?

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