Anoche aprendí dos nuevas palabras con las que no recuerdo haberme tropezado antes, pese a que nombran cosas tan cotidianas como los ruidos que hace la barriga o la poseedora de un hermoso trasero.
Cuando, como inevitablemente sucede, empiece a encontrarlas por todas partes –Venus calipigias en algún viejo manual de historia del arte, borborigmos en el prospecto de algún medicamento para digestiones pesadas- intentaré recordar que fue David Foster Wallace quien me las enseñó*.
*La colección póstuma de ensayos (“Both Flesh And Not”) incluye antes de cada texto una lista de palabras y definiciones que DFW guardaba en el escritorio de su ordenador e iba actualizando constantemente. Este truco para engordar un libro que no deja de ser una colección de caras B y “outtakes” fue todo un acierto y una de las partes que más estoy disfrutando.
Se pueden aplicar las dos con propiedad a la familia Kardashian o a JLo, porque tengo entendido que no son de buenas digestiones. Las de Willendorf o Lespugne eran unas aprendices, las pobres.
Magistral, arquitecto, como siempre que no habla usted de viejos rockeros desconocidos.
Gracias por la singular nota y por las dos palbras regaladas