Este pequeñísimo libro de apenas 100 páginas (en realidad 50, si consideramos que es una edición bilingüe) recopila cuatro abrasivos artículos del gran arquitecto holandés Aldo Van Eyck en los que destroza a sus contemporáneos, los popes del posmodernismo que dominaron la escena arquitectónica a finales de los 70.
Sin pelos en la lengua, ataca a los que llama RPP -Ratas, Posmos y otras Pestes- sean teóricos (“si Tafuri está presente, me gustaría decirle que lo detesto, y todavía más lo que escribe; que es profundamente cínico, cínico hasta la náusea”) o estrellas de la profesión (Rossi, Graves, Venturi, Krier, Isozaki…) acusándolos de “jugar sucio”, despreciar el humanismo y traicionar la promesa de una modernidad que -como Habermas- ve como un proyecto inacabado.
Su furia y su beligerancia son especialmente chocantes en esta época en la que apenas hay crítica real y casi todo es publicidad, voluntad de trepar en el escalafón, ensimismamiento o academicismo.
¿Dónde están los Van Eyck de hoy? ¿Hay algún arquitecto de primera línea que – en defensa del humanismo- se atreva a polemizar abiertamente con las Bienales, la pseudo-teoría que justifica lo injustificable o los arquitectos estrella volcados en el “expresionismo neoliberal”?
Muchos de los temas esbozados en estas brevísimas páginas resuenan con ideas que han salido repetidamente en este blog. Su crítica de la tetera maciza (¿de Rossi?) va en la línea de la crítica de Alexander a Eisenman, su reivindicación de la tradición como algo vivo -y no un repositorio de elementos que “citar”- resuena con algunas ideas de Rudofksy, y hasta termina uno de los textos citando al inmortal músico de jazz Jelly Roll Morton: “Abrid la ventana, que corra el aire”.
Aunque siempre me ha intrigado su figura y su obra (visité su mítico Orfanato de Amsterdam hace casi 30 años y atesoro el libro “Works” que recopila su obra) no era consciente de su arrolladora fuerza como polemista y conferenciante.
Desde hoy hacerme con un ejemplar de su lamentablemente agotadísima recopilación de escritos se ha convertido en uno de mis objetivos vitales.

Gracias Iago, fenomenal, como siempre. Y he recordado que yo también visité el colegio en Amsterdam, aunque…hace casi 40 años☺️. Y su plan y proyectos, que conocerás, para integrar solares en Amsterdam, la mayoría como áreas de juegos infantiles, sencillamente magistral.
Gracias por comentar, Ángel! Por desgracia las áreas de juegos sólo las conozco por publicaciones…..Habrá que volver a Ámsterdam. Fuerte abrazo