Falleció ayer el genial arquitecto alemán Frei Otto, un día antes de recibir el premio Pritzker de arquitectura. Por una vez se ha premiado a un auténtico innovador, alguien que inventó nuevas formas y espacios y, lo que es más difícil, nuevas (e increíblemente ligeras) formas de construirlos. Es una lástima que el prestigioso premio llegase tarde pero esperemos que al menos sirva para difundir su prodigioso legado.