Emigrado en tierras mexicanas, me acuerdo a veces de aquella “Canción Mixteca” cantada con un extraño acento yanqui que se escondía en los surcos de la inolvidable banda sonora de “Paris, Texas”, entre los evocadores paisajes de guitarra slide -inspirados en el “Dark was the night” de Blind Willie Johnson- y aquel largo monólogo -“I knew these people, these two people…”- que aprendí casi de memoria mucho antes de tener ocasión de emocionarme con la maravillosa película (y de enamorarme perdidamente de Nastassja Kinski).
Lo habitual es escucharla con los típicos arreglos de vientos y metales de banda municipal pero “mi” versión de esta canción siempre será la desnuda, sentida (y macarrónica) lectura del actor Harry Dean Stanton que, en la película, acompaña la escena de la proyección de la infancia de Hunter en Super-8.
Estoy deseando acercarme a la alameda de Querétaro a presentar mis respetos a José López Alavez, que la compuso allí, en 1915, llorando de añoranza por su Tierra del Sol (la región mixteca oaxaqueña y su Huajapán de León natal que muchos años después elegiría la canción como himno oficial).
Nota: (Letra)
¡Qué lejos estoy del suelo donde nací!
Inmensa nostalgia invade mi pensamiento;
Y al verme tan sólo y triste cual hoja al viento,
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.
¡Oh, Tierra del Sol! Suspiro por verte
Ahora que lejos yo vivo sin luz, sin amor;
Y al verme tan sólo y triste cual hoja al viento,
Quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento.
Iago, moito gozo com este blog. Que venham moitos anos maís de publicaçons que me queda muito que aprender de ti.
Obrigado, curmán! Sempre é un pracer partillar entusiasmos.
No me extraña nada que te enamoraras perdidamente de Nastassja Kinski: para mí que esa hermosa y desgraciada criatura era exactamente tu tipo.¡Siempre has tenido muy buen gusto!
J.
Escuchaba y escuchaba Canción Mixteca. No sabía que se llamaba así. Sólo sabía que era mediodía y ya me había visto un par de películas y tomado tres cervezas. Todos los días esperando a mi novia llegar, mataba el tiempo en una taberna oscura, en la que no entraban chicas y en que a veces me decían, no me aparque usted la chela. Por culpa o gracias a mi novia recalé tres meses en Huajapán de León, una ciudad de la que no había oído nada en mi vida. Canción Mixteca la escuché por primera vez ahí, en una cantina, en medio de acerrín, tacos y tabaco. Inmediatamente la sentí familiar. Y claro, ahora me descubres porqué. La había escuchado miles de veces en la versión de Ry Cooder, mejor dicho, la había visto miles de veces en París Texas.
chino
Muchas gracias por comentar y compartir tu bonita historia, Chino. A ver si tengo yo ocasión de acercarme a Huajapán a presentar mis respetos al compositor (aunque, francamente, veo más factible la excursión a Querétaro). Es una canción que atrapa a traición. Al principio no parece nada del otro mundo, pero es precisamente su sencillez -casi parece tradicional- al transmitir tan cándida y escuetamente ese sentimiento tan humano y universal de «morriña» lo que la hace inolvidable.
Saludos!
This wass great to read