«Suele decirse que la historia la escriben los vencedores pero, en lo que respecta a la música popular, eso raramente sucede. Los vencedores suelen estar fuera bailando mientras los historiadores se sientan en sus escritorios, documentando diligentemente músicas que no pueden escuchar en la radio comercial. Y no sólo los historiadores: La gente que decide escribir sobre música popular, incluso mientras sucede, suele estar muy alejada de los consumidores y trasnochadores habituales y a menudo desprecia los gustos y actitudes de sus congéneres más numerosos y alegres » (E. Wald)
Esta historia alternativa de la música popular americana pretende acabar con los mitos y distorsiones provocados por el hecho de que los historiadores y críticos -en general, hombres blancos- que han formado nuestra visión de su evolución no han destacado lo representativo sino lo rompedor y -al analizar la música desde el escritorio y no desde la pista de baile- han ignorado a los artistas que realmente marcaron cada época -los que la gente escuchaba en jukeboxes, en la radio, en el coche y bailaba en el club- y se han formado una imagen mental a partir únicamente de los discos -que no siempre reflejan el sonido o formación habitual de un grupo musical- minusvalorando además la crucial influencia femenina en el desarrollo de la música, tanto en la pista como en el mercado discográfico.
El divorcio entre la pista y el escritorio corre paralelo a la división entre música blanca y música negra, que -como este libro demuestra- avanzaron juntas desde los inicios del fox-trot, el ragtime y el jazz hasta que en los años 60 se empezó a diferenciar entre la música «para escuchar» y la música «para bailar». Aunque el relato termina en ese momento en que se fraguó el cisma, su epílogo apunta a que desde entonces – con la llegada de la música disco y el triunfo global del hip-hop- la fisura no dejó de crecer.
Y en cuanto a los Beatles -a los que provocadoramente alude el título- aunque probablemente las cosas habrían seguido un curso parecido sin ellos, son los villanos de esta historia porque con sus cuartetos de cuerda y sus sargentpeppers legitimaron la transformación del rock’n’roll en música seria -es decir, en «rock»- y consumaron para siempre el divorcio entre la música «artística» («para escuchar») y la música «funcional» («para bailar»).
Si como Elijah Wald -y un servidor- piensas que la diferenciación y las pretensiones fueron letales para el rock, y que -incluso para escuchar- suele ser mucho más interesante la música de baile -en general, negra- que la música pop/rock con pretensiones artísticas, la lectura de este excelente ensayo te ayudará a entender como hemos llegado hasta aquí.
Glorioso post!! Idéntificome completamente e definitivamente entranme ganas de ler este libro.
Bravo unha vez máis!
Ademais da tese principal -que é forte, tamén é interesante pola reivindicacación de figuras esquecidas ou ignoradas (Paul Whiteman, Guy Lombardo…). Creo que che pode gustar.
Sin dudas, el titulo es para vender algunos ejemplares mas. Y Si. Coincido en la importancia de la música bailable. En general, en los conciertos que mas disfruté, se ha tratado de músicos negros cuya única misión en este mundo parecía ser la de hacer bailar al público.
Sí. El título es intencionadamente provocador -seguramente para vender más- pero refleja bastante el mensaje del libro. Por cosas que dice en otras partes también podría haberse titulado «Porque Chic es más importante que los Ramones y los Sex Pistols juntos»
Existe algo de racismo y misoginia en la industria musical. Lo mismo sucede en la literatura. Pero qué te puedo decir, así es la vida men…
Sí, pero eso no quiere decir que haya que asumir a-críticamente la versión oficial de la historia. Me parece loable que alguien intente elaborar un relato más objetivo (aunque no comparta todos sus argumentos y me gusten más los Ramones que Chic)
Bailar, leer, tal vez soñar.