Creo/No creo

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No creo en el “cuánto peor, mejor”. Ni en el “sálvese quien pueda”. Ni en las banderas. Ni en que el estado sea una emanación del territorio y no un acuerdo entre ciudadanos.

Creo en la supresión de las fronteras. Creo en la solidaridad entre las zonas -y las personas- privilegiadas y las desfavorecidas. Creo en la redistribución de la riqueza y la igualdad de oportunidades. Creo en el estado de bienestar. Y creo que muchos de los problemas del mundo vienen del hecho de no considerar a los demás como iguales. Creo en el proyecto europeo y alguna vez he fantaseado con la disparatada idea de que su ampliación paulatina –a medida que nuevos territorios asumen sus valores fundacionales- acabase por convertirlo en ese gobierno mundial que tanto necesitamos.

6 comentarios en “Creo/No creo

  1. … Pero nos encontramos con gente que en nombre de la revolución, del socialismo y de la independencia se quieren desprender de los menos afortunados, porque ellos «poseen» riqueza, tejido industrial, cultura y, agárrate, «hecho diferencial»; también dicen que son más demócratas y que tienen derecho a decidir por todos los demás. ¿Se podrá ser más egoísta e insolidario, más falto de sensatez? Pues sí, porque además también nos desprecian. Y de las pocas cosas que podemos hacer es decir no y lamentar esta disparatada situación.

  2. Así es, Luis. Viví allí 20 años y veo con horror como buena parte de los catalanes ha dado la espalda a los valores que me atrajeron a Barcelona en vísperas de la Olimpiada.

  3. Frente a la tolerancia, la exclusión. Frente a la realidad, el mito. Frente a la modernidad, el romanticismo. Frente a la solidaridad, el egoísmo. Frente a la apertura y el europeísmo, el ensimismamiento…

  4. Yo adoro Cataluña, me gusta su idioma, lo aprendí en el servicio militar rodeado de amigos catalanes. Leí a Pla, a Espriu, a Fonollosa… Cada equis tiempo vuelvo a releer «Las mujeres y los días» de Gabriel Ferrater. Me encanta Joan Brossa y Tàpies, incluso cuando firmaba como Antonio Tápias. Leí de muy joven a Pedro Gimferrer, ahora Pere Gimferrer. Creo que la generación de los cincuenta, la llamada Escuela de Barcelona, (Barral, Gil de Biedma, Castellet…) es una de las más fértiles de la literatura española. Barcelona fue y es, por poco tiempo, el centro del universo de la edición en español. Todo ese mundo quieren hacerlo desaparecer porque el español es el idioma opresor.
    Y ahora resulta que yo les robo, no será que el dinero está en Andorra en las cuentas de los Pujol, Prenafeta, Mille y Montul.
    Les dicen a la gente que en cuanto declaren la independencia Europa se echará en sus brazos y abandonará España. Hay que explicarles a los taxistas de Barcelona, me pasó a mí, que en Marbella hay autovías y alguna de peaje, «¿De peaje también?». Por desgracia se impone el aldeanismo en nombre de la singularidad, sustituyendo el ombligo por el cerebro.

  5. Demócrito, un filósofo extraordinariamente interesante, dejó dicho que «la patria del hombre bueno es todo el mundo»(Fragmento B247). Su filosofía, como la de Epicuro, tuvo mucha influencia en unos cuantos destacados escritores romanos, como Séneca que en una de sus epístolas dejó escrito: patria mea totus hic mundus est, «mi patria es todo este mundo».
    Mi problema, arquitecto, es que tengo más citas que ideas pero estoy bastante seguro de que te gustarán estas dos citas.

  6. Al releer lo que escribí del tirón me pareció que muchos lo verían ingenuo, buenista…así que me parece muy amable tu comentario sobre hombres buenos y filósofos clásicos. Gracias!

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