Siempre que paso por delante de estas dos casas de la Avenida Michoacán, me pregunto por qué serán a la vez tan iguales y tan diferentes: Dos fachadas con una estructura calcada -con los huecos exactamente en la misma posición, con un balcón de igual longitud que vuela exactamente lo mismo, con una puerta de garaje de similar tamaño y posición relativa, con una puerta de acceso elevada los mismos peldaños respecto a la acera- disfrazadas de Californiano-colonial la una y de Decó la otra. La una con sus rejas de historiadas volutas, sus tejadillos y sus (probablemente) falsas ménsulas; la otra con sus huecos sin marco, sus rejas de barras horizontales , su desnudez, y su atrevido color rojo.
¿Serían dos familiares que las hicieron a la vez con idéntico proyecto pero con atracción por lo contemporáneo uno y por lo tradicional el otro? ¿Se construirían las dos en estilo “decó” pero una de ellas se modificó posteriormente al hartarse el propietario de su desnudez (como sucedió en el barrio en Pessac de Le Corbusier)? ¿Serán en realidad dos proyectos totalmente independientes en el tiempo cuyos arquitectos llegaron a una distribución idéntica al analizar la parcela y las necesidades de sus clientes?
Cualquiera de esas opciones es posible pero, lo más interesante del asunto, es que la misma coexistencia pared con pared de estas dos casas tan iguales y tan diferentes cuestiona esa idea de que lo moderno no era un estilo sino la consecuencia de una determinada visión espacial y material, una concepción integral de la que la fachada era un resultado poco menos que automático.
La ilustración más simpática (y desvergonzada) que conozco de esta misma idea – que la fachada es mucho más independiente de la planta de lo que normalmente se admite- es el proyecto no construido de Can Cubell (1970-1971), una urbanización que Elías Torres, José Antonio Martínez Lapeña y Xumeu Mestre intentaron disfrazar de poblado ibicenco tras el rechazo del promotor a su inicial propuesta “moderna”.
Aguda reflexom, e nom obstante, a profundidade da pele foi proclamada por Paul Valery, caro arquitecto
Grazas polo comentario, enxeñeiro. Tamén pensei nesa ideia ao escreber o texto. De feito, teño xa dous posts sobre o tema da forma e o fondo, a pele e a profundidade…:
https://bailarsobrearquitectura.com/2012/07/16/tres-citas-con-la-forma-y-el-fondo/
https://bailarsobrearquitectura.com/2017/02/07/la-forma-y-el-fondo-2/
Que interesante reflexión. Me impactó mucho la imagen. Dos estilos aparentemente contradictorios enfrentados lado a lado y sin embargo tienen más cosas en común de lo que uno espera. Ejemplos así uno puede encontrar en muchas ciudades de latinoamérica donde no se han puesto reglas urbanísticas claras por eso se encuentra una mezcla de estilos muy diversa y aveces, ruidosa.
Gracias por comentar, Nanyi! La ciudad está siempre llena de sorpresas si la miramos con ojos limpios.