
Aunque tras cuatro años aquí he integrado muchos de los modismos del español de México y rara vez me llaman ya la atención, al escuchar la siguiente conversación entre un grupo de adolescentes de visita a un centro comercial de Polanco me di cuenta de que si acabase de llegar al país no habría entendido absolutamente nada de lo que querían decir:
– La neta, está chida la plaza
– Sí pero, menos nosotros, puro güey de baro
Se podría traducir al español peninsular como:
– La verdad es que está chulo el centro comercial
– Sí pero, menos nosotros, sólo hay gente de pasta