Este pabellón viajero nació en Pittsburg (en las acerías del señor Carnegie) para representar a México en la Exposición de Nueva Orleans de 1884, pasó temporadas en Chicago y Saint Louis, y encontró un acomodo provisional en la Alameda Central de la Ciudad de México antes de arraigar definitivamente en la colonia Santa María La Ribera.
Ahí, ubicado en el centro geométrico de su principal espacio público, este errante «Kiosko Morisco» de planta centralizada y estructura de hierro no sólo encontró su lugar sino que se ha convertido en el corazón del barrio y en el icono con el que tanto sus vecinos como el resto de la ciudad identifican la colonia, hasta el punto de resultar inimaginable en cualquier otro lugar. El centro de esos círculos concéntricos que forman su cúpula es ahora el centro físico y mental del barrio, su kilómetro cero.
Arquitectura de ferro sobre pavilhom sevilhano estilo Exposiçom Iberoaméricana de 1929. Formoso monumento á memória patriótica.
É anterior á Expo Iberoamericana pero a inspiración na arquitectura mudejar española é rechamante.
Leí hace un poco un libro que ilustra y contextualiza esta y otras creaciones de las exposiciones universales:EL BAZAR AMERICANO: EN LAS EXPOSICIONES UNIVERSALES de José-Miguel Marinas y Cristina Santamarina / Editorial: Biblioteca Nueva / Colección: Biblioteca Otras Eutopías / Género: Ensayo / 336 páginas / ISBN: 9788416647163 / 2016
No te lo pierdas, es muy recomendable. Si no lo encuentras, te paso mi ejemplar
El kiosko mexicano que hoy nos comentas es realmente una joya. Gracias
Javier
Gracias por la recomendación, Javier. Lo buscaré. Muy cerca de este kiosko está el Museo del Chopo (antes de Historia Natural) que también viajó lo suyo antes de encontrar su lugar y uso.